Recibidos como héroes

El regreso del Tenerife a Primera desató ayer una de las mayores fiestas que ha habido en la isla. Una marea blanquiazul se echó a la calle al día siguiente del triunfo en Girona para recibir a los protagonistas. Un vehículo descapotable les esperó en el aeropuerto de Los Rodeos. Ahí comenzaron un recorrido triunfal que causó un furor por encima de cualquier previsión. La celebración alcanzó su catarsis cuando la expedición se adentró en Santa Cruz.

La cabalgata fue presenciada por más de 150.000 personas que se engalanaron con los colores del equipo para celebrar una noticia por la que han esperado siete años. Ni siquiera el sofocante calor disuadió a los aficionados a abandonar los festejos. Ataviados con camisetas conmemorativas de la gesta, bufandas y banderas, los protagonistas acabaron su trayecto en la sede del Cabildo, donde fueron agasajados por el presidente del club, Miguel Concepción, y una larga nómina de autoridades políticas.

Tras brindar por su éxito, el delirio tomó la plaza de España, centro neurálgico de una celebración que ya había sido multitudinaria la noche anterior. Ahora con la presencia del equipo, los jugadores se dirigieron a sus incondicionales. Oltra, emocionado, acertó a dar "gracias de corazón" a la afición mientras le pedían que se quedara, igual que luego hicieron con Alfaro o Cristo.

Sabedores de la repercusión gigante que ha tenido en toda la provincia esta temporada impecable del Tenerife, sus futbolistas acabaron en un escenario habilitado para que ellos mismos se montaran su espectáculo. Ejerció como maestro de ceremonias el ocurrente Cendrós, quien se dirigió a la multitud para presentar uno por uno a todos los héroes del tinerfeñismo. Tenerife vibró con su equipo de fútbol y empieza desde hoy a prepararse para el fin de fiesta. El partido ante el Castellón, con el liderato en juego, volverá a llenar el Heliodoro. Ayer, por lo pronto, ya había colas y seguidores acampados ante las taquillas del estadio, ahí donde los blanquiazules han forjado su éxito, si bien de nuevo lo consumaron a domicilio.

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