Como el Ave Fénix que resurge de sus cenizas, Jenson Button se levantó de su coche lentamente con los brazos abiertos y festejó a lo grande su sexta victoria de siete en lo que va de temporada. Para suerte suya y desgracia del espectáculo, Vettel no le duró ni una vuelta. Al alemán de Red Bull le tocaba como mínimo aguantar la primera plaza hasta la primera parada, pero se salió a las primeras de cambio, en el primer paso por la curva nueve, y esa excursión dejó la carrera sin historia.
El equipo le cargó con poca gasolina para que el prometedor alemán, que iba a tres paradas, adelantara al ir más ligero a su rival. Ni por esas. Sólo sirvió para que le alcanzara y dar unos minutos de combate a la carrera. Tanto corre el coche blanco y fluorescente que ni siquiera pudo meterle el monoplaza en una curva.
La decisión de ir a tres detenciones fue al final un harakiri para Vettel, porque sirvió para que su compañero, un de nuevo veloz y constante Webber, le pasara y acabara segundo. En el equipo de la bebida energética no quisieron dar ni siquiera órdenes de equipo, ésas son las esperanzas que tienen de ser campeones y, por radio, poco antes del final le dijeron: "Cuida del coche, Mark va más rápido". Él, sin embargo, siguió apretando hasta firmar una vuelta rápida, la segunda en carrera, dos décimas más veloz que la de su compañero. Sólo fue un toque de atención.
Button ha igualado el comienzo de Michael Schumacher, en 2004, con seis triunfos de siete. La superioridad de su coche es tal que le está colocando en cifras legendarias. ¿Qué haría un Schumi en su apogeo con un Brawn? Seguramente doblaría al tercero. En realidad, por los datos ya le ha superado, porque el alemán ganó seis pruebas y abandonó en una, Mónaco. Y con el medio triunfo del británico en Malaisia ya ha sumado un punto más que Michael en el campeonato más arrollador de la historia. Con su pilotaje fino al 90% de sus posibilidades, la de ayer fue otra prueba más del triunfo del doble reglamento autorizado de facto este año por la FIA. De los ocho primeros clasificados, cuatro pertenecen a los equipos que comenzaron el año con el doble difusor. Con el Toyota de Trulli cuarto, un brillante Rosberg quinto y Glock, octavo.
Y habrían sido cinco de no firmar Rubens Barrichello una de sus peores carreras en la F-1. El brasileño salió mal y se hundió en la primera vuelta, intentó pasar a Kovalainen, pero éste se lo devolvió en una brillante acción. Muy nervioso, volvió a la carga y le tocó hasta hacer un trompo. Ya en las últimas posiciones, lo intentó con Sutil y dañó su monoplaza con otro toque. Se retiró cuando iba 15º, a punto de ser doblado por su compañero.
En la debacle de los campeones que fue ayer Estambul, con Raikkonen noveno después de sufrir un toque, Alonso décimo y Hamilton 13º, especialmente doloroso fue el rendimiento del Renault. Esta vez no hubo milagro. Alonso, al que le pasó Rosberg en los primeros metros, intentó devolvérselo, pero el R29 no está para luchar con nadie. Ni con menos gasolina. Pasó a Kimi, pero no pudo con Massa, y al final el finlandés le sobrepasó por su mayor ritmo. Llegó a seguir en carrera a Kubica, pero cuando le pidieron que intentara adelantarle por la radio contestó: "¡No puedo hacerlo!". Renault ha tocado fondo y esta carrera debe de servir de toque de atención para el futuro.
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