El Celta sabía que era el día, que esta vez no podía permitirse un nuevo tropiezo. Los de Eusebio Sacristán querían dar carpetazo a una temporada marcada por el sufrimiento, pero no pudo ser. Este equipo sigue empeñado en sufrir y hoy lo volvió a hacer. Ante un Alavés que gozó de varias oportunidades muy claras con el empate a cero, los celestes tuvieron que esperar a que Iago Aspas, hermano del ex futbolista del Celta Jonathan, revolucionara el choque con sus galopadas.
Hasta ese momento, el Alavés había sido superior, pero su falta de acierto condenó al equipo de Javi López. El primer aviso de los visitantes llegó a los diez minutos de juego, aunque la rapidez del lateral Roberto Lago, o la lentitud del delantero Igor, evitó el gol visitante. Pese a todo, Balaídos enmudeció y empezó a darse cuenta de que le esperaba otra tarde de sufrimiento.
El susto provocó que al Celta le entrara el miedo. Los de Eusebio apenas inquietaban al meta Bernando -su primer disparo llegó sobrepasado el ecuador del primer acto con un lanzamiento de falta de Roberto Trashorras-, todo lo contrario que su rival. Sólo las paradas de Ismael Folcán, como en el minuto 30 a remate de Almirón, evitaron que el Alavés se marchara a los vestuarios mandando en el marcador. Al minuto de la reanudación, de nuevo el portero del Celta se convirtió en el salvador de su equipo con una espectacular intervención ante Javi Guerra.
Eusebio, muy nervioso durante todo el choque, no lo dudó más. Arriesgó dándole la responsabilidad al joven Iago Aspas, que respondió con una actuación inolvidable, espectacular.Su entrada en el terreno de juego revolucionó el partido. El Alavés empezó a sufrir. La defensa vasca no sabía cómo parar al joven, que antes de marcar ya avisó dos veces, aunque sin suerte. Pero el moañés no se vino abajo. Lo siguió intentando y en el minuto 80, con un magnífico cabezazo, desató la locura en Balaídos.
Pero este equipo no sabe terminar un encuentro sin sufrir. Con los aficionados celebrando la permanencia como si de un título se tratara, a falta de dos minutos para el final el visitante Juanjo, que entrara en la segunda parte, logró silenciar el estadio vigués tras aprovecharse de un error defensivo.
Con el empate, el Celta incluso empezó a temer por el resultado. El miedo se apoderó de los futbolistas de Eusebio, aunque el joven Aspas se encargó de enterrar ese sufrimiento con un nuevo tanto en el último momento. Era su tarde. El debut soñado para un jugador que se ganó formar parte de la primera plantilla del Celta la próxima temporada.
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