Lejos de dormirse en los laureles y salpicados de lleno por la cultura de trabajo impuesta por Pep Guardiola, la dirigencia del Barcelona tiene en carpeta diferentes asuntos que tienden a mantener lo que poseen y a enriquecer a una plantilla que no quieren que se relaje.
En cuanto a conservar sus figuras, el primer objetivo es mejorar los contratos de Messi y Touré, al que guardiola considera insustituible por calidad y polivalencia. Del argentino no hace falta enumerar las razones por las que Laporta y compañía quieren subirle la ficha.
A continuación, los popes blaugranas irán a renovar al Gran Capitán, Carles Puyol, y blindar definitivamente a Andrés Iniesta, cuya proyección no deja de alcanzar y superar niveles inimaginables.
Lo de Samuel Eto'o es un caso diferente, porque el camerunés podría convertirse en la mayor fuente de ingresos para el club y, con dinero fresco, lanzarse al mercado para hacerse con los servicios de Ibrahimovic o Forlán. Al uruguayo le tendrán que hacer una oferta mareante y pagar su cláusula si quieren que se mude a la Ciudad Condal.
Lo que sí parece una cuestión de estado identitario, es la recuperación del canterano Cesc Fábregas, lo que para el Barcelona se está transformando en una obsesión. Más allá del coqueteo y juegos de palabras del jugador del Arsenal con el Real Madrid, todo el mundo sabe que se muere por ser otra vez culé. Pero esta predisposición habrá que pagarla porque Cesc, ante todo, es una persona agradecida a Wenger y el Barça tendrá que gastarse más de 40 millones si lo quiere.
Estos son los pasos que seguirá el Barcelona en los próximos días y meses. La intención es mejorar lo perfecto. ¿Será posible?
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