Los tambores de guerra aún resuenan a lo lejos. El eco de la batalla del Bernabéu entre el Athletic y el Barcelona no se ha silenciado un cuarto de siglo después. Violentas patadas enseñando los tacos. Puñetazos. Carreras para evitar ser agredido o para atrapar a la presa. Seis jugadores sancionados durante tres meses y la indignación y vergüenza de todo un país. Aunque no lo parezca, fue un partido de fútbol. Todavía más. Fue una final de la Copa del Rey entre los dos adalides de la competición. El Barcelona (24 títulos) y el Athletic (23).
Fue un partido bronco, duro y tenso. Se respiraba un aire denso durante todo el encuentro. En la memoria de los jugadores 'culés' permanecía la escalofriante entrada de Goikoetxea a Maradona unos meses antes que le costó al rojiblanco 18 partidos de suspensión.
El Athletic llegaba como flamante campeón de Liga con una plantilla formada por 'aldeanos', es decir, por chavales de Lezama dirigidos por un jovencísimo Javier Clemente. Aguerridos, disciplinados, orgullosos y sin complejos. Ese era el estilo de los 'leones'.
Enfrente estaba un conjunto lleno de talento, con Schuster y el 'Pelusa' a la cabeza. Una concepción del fútbol basada en el toque y buen juego amparada y defendida por Menotti desde el banquillo.
Los días previos, el choque se calentó con declaraciones irresponsables y acusaciones mutuas. Los insultos y descalificaciones campaban a sus anchas. En el Bernabéu casi 100.000 almas entonaban los cánticos rituales. Endika marcó para los bilbaínos a los 14 minutos. El Barça fue incapaz de remontar, intimidado por la presión rival.
Al final del encuentro la chispa prendió y desató la explosión.
Una trifulca inconcebible al término del partido fue el resultado. Pisotones, agresiones, empujones. El peso de la ley cayó sobre los jugadores protagonistas del nefasto acontecimiento: Migueli, Clos y Maradona por el Barcelona. Sarabia, De Andrés y Goikoetxea por el Athletic. Todos quedaron suspendidos durante tres meses para purgar sus pecados. Castigo que nunca se cumplió. La marcha de Maradona al Nápoles provocó el indulto al resto de condenados.
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El Diario montañes