Abel, el dueño de la caja fuerte

Hay lugares que resultan más peligrosos que otros en un terreno de juego. Uno está bajo los palos, donde Abel Resino se pasó nueve temporadas (1986-95) intentando que no le marcasen goles al Atlético. Otro es el banquillo, la zona inhóspita del campo que el ex guardameta rojiblanco ha escogido para trabajar sin guantes. La sensación de soledad en los dos sitios debe ser parecida aunque a tu lado se siente más gente. Que se lo pregunten sino a Javier Aguirre tras lo vivido en las últimas semanas. El mexicano ha aguantado dos temporadas y media en uno de los lugares más calientes del fútbol español, un récord en el club del Manzanares teniendo en cuenta tiempos pasados.

El Atlético de Madrid ha buscado como sustituto a un hombre de la 'casa' que ahora vivía fuera del Vicente Calderón, concretamente en Castellón. Allí llegó en verano para sustituir a otro atlético, Pepe Murcia, y se marcha dejando a los 'orellut' en sexta posición a dos puntos de la zona de ascenso. Todo un logro para un equipo que llevaba mucho tiempo sin permitirse demasiadas alegrías.

Anteriormente, Abel había dejado huella en Levante y Ciudad de Murcia en su periplo por el Mediterráneo. Con el desaparecido equipo murciano rozo él ascenso a Primera en su debut como entrenador, mientras que con los granotas logró la permanencia en su primera temporada, llegando a ganar incluso en el Bernabéu (algo que Aguirre se marcha del Atlético sin conseguir). En la segunda temporada todo se torció y acabó siendo despedido de un club en ruinas.

La oportunidad de su vida
Abel había sido casi de todo en el Atlético de Madrid. Gran guardameta, entrenador de porteros, adjunto a la secretaría técnica y segundo entrenador con César Ferrando. El día de su 49 cumpleaños (Velada, 2 de febrero de 1960), se ha encontrado con un regalo inesperado. No podía decir que no, por mucho que le fastidie dejar tirado al Castellón. Llegó en 1982 a las categorías inferiores del club y, 27 años después, dirigirá al primer equipo.

Por el camino dejó un récord que todavía nadie ha sido capaz de superar: 1.275 minutos (más de 14 partidos) sin encajar un gol durante la emporada 1990-91. El mejor registro de la historia de la Liga española que le valió el trofeo Zamora de esa misma temporada. No obstante, ya sabe Abel que para los entrenadores las matemáticas de los éxitos y los fracasos son distintas. Aguirre estuvo quince partidos sin perder antes de fin de año pero siete sin ganar le han costado el puesto.

En la portería los palos te ayudan. En el banquillo te derriban.

Fuente:marca