Negredo quédate! Como sueño no está mal, pero como dijo Hugo Sánchez, disfruten lo que puedan porque está de paso. Los gritos de la afición evidencian que este Animal es un gigante llamado a alcanzar cotas mayores. Se agranda por momentos y los retos se le quedan pequeños. Excelso, se merendó al Villarreal, uno de los mejores equipos de Europa, en media hora. Quizá el Madrid debería pensar en algo más que en respescarle para venderle luego... Marcó un golazo y dio dos asistencias para frotarse los ojos.
Pellegrini no consiguió lo que llevaba intentando toda la semana, que el equipo diese al partido importancia capital. Atacado por el virus más internacional del fútbol y con Cesc esperándoles a la vuelta de la esquina, los amarillos salieron sin la intensidad necesaria para medirse a un equipo con la soga al cuello. Hugo hizo un par de remiendos tácticos y sus hombres hicieron de la necesidad pura agresividad. Y de ahí, la mayor goleada del Almería en el Mediterráneo desde que es Unión Deportiva.
De este modo, tras un tímido tanteo de cinco minutos, Crusat se fue de Javi Venta con una endiablada velocidad y sirvió un centro medido que Negredo cabeceó a la red. Pudo ser falta, al menos eso reclamaron tímidamente algunos jugadores del Villarreal. Negredo se apoyó en la espalda de su marcador. El árbitro no lo vio así.
Con el viento en contra, este Villarreal cogido con alfileres trató de ensanchar el campo. Fue un tiro en el pie. Negredo cazó un balón en el centro del campo y se inventó la jugada del partido. Corrió 40 metros solo deshaciéndose de aquel que intentó oponerse a su descomunal fuerza. Levantó la cabeza y sirvió un balón perfecto que Piatti convirtió. Crecido, y otra vez a la contra, ejecutó un pase magistral desde la derecha para que Mané matase el partido con un golazo. Piatti perdonó el cuarto antes del descanso.
En la reanudación, todo igual. Negredo mandó al poste la primera que tuvo. El Almería, suelto, se recreó en su juego, pero el Villarreal tiene calidad y orgullo. Pellegrini movió el banquillo por si el oxígeno de Guille y Matías traía alguna solución a la inoperancia general de su equipo. Antes de que se notase el efecto, Pires se autoexpulsó y empinó un poco más la cuesta. Murphy, su ley y su guasa encima mandó en camilla a Cazorla a la caseta con los tres cambios hechos. 3-0 y con nueve. Mucha tela.
Entonces, cada uno siguió a lo suyo. Diego López salvó el segundo de Negredo. El Villarreal, con nueve pero con muchísima dignidad, aceptó su rol. Aguantó con estoicismo el pitido final. El martes ante el Arsenal será otra cosa... En Almería, aires de fiesta al grito de "¡Negredo, Selección!" mientras se retiraba ovacionado. No es la primera vez que el vallecano responde así a la no llamada de Del Bosque.
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