¿Cómo es Dundee?
Una ciudad de 180.000 habitantes situada a una hora de Edimburgo y con un clima terrible: hace un frío que pela. Acostumbrado a Valencia, he aprendido a tiritar... Es un típico asentamiento británico, de casas bajas y muy extenso. Como tiene una importante universidad hay mucha juventud y un gran ambiente nocturno; la gente sale de miércoles a domingo... Hay dos discotecas que se llenan a tope. ¡Yo paso de largo, eh! Llegan desde los pueblos vecinos, hay varios a unas diez millas de Dundee.
¿Ya cuenta en millas?
¡Sí, ja, ja! Y conduzco por la izquierda. Menos comer a las doce y media y cenar a las seis de la tarde, me manejo a la escocesa. Me compre un mini de segunda mano y superados los primeros sustillos, allá que voy.
Un mini de segunda mano.
Es que todavía no gano dinero para comprarme uno nuevo. Lo descubrí por internet... Buscaba uno que fuera blanco, entré en una web y el primer anuncio que vi, ¡zás! Allí estaba él. ¡Y funciona!
¿Vive solo?
Ahora sí. Tuve novia. Vivió aquí dos meses, pero no le gustó esta vida y se volvió a Valencia.
¿La echa de menos?
Muchas veces, pero como el asunto no funcionó... Mi vida está aquí por el momento... y váyase usted a saber hasta cuándo. Escocia me ha dado la oportunidad que no tuve en España. Trato de apañarme solo; a menudo vienen amigos y familiares a verme. Voy tirando.
¿Dónde vive?
En un piso con vistas al mar. ¡Es magnífico! Lo más grande es cuando te levantas y ves a las focas corretear por la playa. ¡Focas en mi vida! Es que me cambió todo...
Yo, que soy un inútil perfecto, me admiro cómo se apañan ustedes en la cocina. ¿A que usted es también un artista en el fogón?
La pasta con tomate y queso con carne picada, es que la bordo. Piense que tuve una experiencia de cuatro años de cierta soledad en Valencia. ¡Incluso usted se apañaría! Lo peor aquí son los horarios; cuando mis compañeros comen pasado el mediodía a mí me entra una pieza de fruta como mucho. Prefiero irme a casa y comer a la hora que Dios manda: ¡la española!
¿Qué tal los escoceses?
Buenísima gente, muy amable. Presumen de ser los guay del territorio y que los ingleses son más fríos y difíciles de entrar. Me gusta relacionarme con ellos y pasear por la ciudad, recorrer la preciosa Edimburgo, los castillos... También estuve en el lago Ness, que a fin de cuentas es un lago, ni monstruo ni 'ná'. Es un país precioso Escocia.
Dice que no gana dinero, pero su ficha habrá mejorado pensando que llegó desde un Segunda B.
Firmé por tres años y no me quejo del dinero. La cosa está al estilo de un Segunda A español. Tengo la ficha y unos bonus por partidos ganados y, en mi caso, también por goles. Pero este va a ser complicado que lo cobre. Lo haré si llego a los veinte y estoy en diez, la mitad. Mucho me tengo que espabilar.
Le hipotecó su larga lesión.
Eso es. Mi problema es que estuve dos meses lesionado porque para Navidad había metido ya siete goles... Sufrí una fisura en el empeine y me costó volver a empezar. Pero sigo siendo el máximo goleador del equipo, el segundo está en cinco tantos. Y soy ahora el cuarto goleador de la Liga; los tres que me superan juegan en Celtic o Rangers, que tienen veinte mil ocasiones de gol por partido. El máximo goleador es Kris Boyd, del Rangers, que lleva 23. Dicen que se va a ir a la Premier. Al Celtic le metí dos goles el domingo, empatamos a dos; en su Ibrox Park también le hice dos al Rangers, empatamos a tres...
La mejor publicidad para un delantero debe ser esa, meter goles a los Madrid y Barça de allí.
Claro. Ellos son los dos clubes grandes de Escocia, es imposible disputarles la Liga. Y el jugador que les mete en problemas, pues suena y le siguen. El Celtic no nos ha ganado todavía y eso se valora mucho en Dundee. Como la Liga tiene tres vueltas tendremos ocasión de enfrentarnos otra vez. Son equipos que aparecen por la Champions, que tienen mucho dinero y posibilidades. El mío, en cambio, es un club vendedor. Cuando me ficharon me dijeron que su idea era promocionarme y traspasarme, que el negocio sería redondo porque vine libre.
¿Cómo es un día suyo?
Muy tranquilo. Me levanto sobre las nueve y me marcho al entrenamiento que es en Saint Andrews, donde el famoso campo de golf, un lugar precioso. Como, no perdono nuestra siesta, y al menos dos tardes por semana voy al gimnasio. Los martes y jueves tomo clases de inglés. El que hablan aquí es muy raro, lo hablan muy deprisa y cuesta pillarlo. Todo se andará. En el equipo tengo dos aliados: los gestos que nos hacemos con el entrenador y la pizarra. ¡Eso es universal! Y mi entrenador, un tipo fantástico.
Craig Levein.
En efecto. Es un señor con mucha clase en todo. En el trato, en su manera de entender el fútbol y la vida... Sabe darle confianza al futbolista, no grita nunca, te convence hablando, dejándote suelto. Es un gran pedagogo que sabe cómo y cuándo debe intervenir. Es un ídolo en Dundee y se comenta que lo quiere el Celtic. Seguro que le espera una gran carrera.
Usted empezó a jugar en Leganés.
Sí, hasta juvenil de División de Honor. Luego me fichó el Toledo, en Segunda B, y de ahí me fui al Valencia los últimos cuatro años. Viví dos cesiones, a Onda y Puçol, y el año pasado jugué en el Mestalla. Metí 20 goles y subimos a Segunda B.
¿Cómo se fijó en usted el Dundee?
Mi representante les mandó un dvd mío, les debí llamar la atención y mandaron a un técnico a nuestra eliminatoria de ascenso con el Ávila. Marqué dos goles y rápidamente presentaron su oferta. No me lo pensé ni un minuto. Era buena y el Valencia no me quería renovar. Tenía entonces 23 años, no confiaban en mí y el Dundee sí. Era una apuesta, una ilusión para las dos partes. Pienso que me tocó la lotería.
Porque en España no lo tenía claro.
Para nada. Estuve cerca de un Segunda B y ahora lleva dos meses sin pagar a sus jugadores. Aquí lo hacen cada día 28. He pasado de jugar para seiscientas personas a hacerlo en campos con sesenta mil... Hubo un momento en que casi decidí dejar el fútbol, no veía nada claro mi futuro y tampoco soy un crío.
Ya.
Pensé en volver a Madrid, preparar unas oposiciones para policía y jugar para divertirme en un Tercera o así.
Que estuvo lo que se dice al límite, vaya.
Eso es, el puro límite y el Dundee me rescató. La Segunda B se ha puesto complicada, hay mucho club que no paga y jugadores con hipotecas, alquileres, colegios de niños, todo eso colgado. Y me temo que la cosa afectará a categorías superiores, fíjese cómo anda el Valencia... No estaba dispuesto a pasar por eso pese a que mi padre me insistía en que al final, quien lucha triunfa. Si estoy aquí es gracias a él. Llegaron los escoceses y me tiré de cabeza... y sin saber inglés. Un colega croata y otro alemán me guiaron los primeros días, que son realmente difíciles.
Pienso en Aarón Ñíguez, que está en el Rangers, en usted. Igual al Valencia se le fue la mano no dándoles un poquito de confianza.
La mayoría de nuestros clubes hacen una mala interpretación de la sentencia Bosman y lo paga la cantera: una cosa es la libertad de mercado y la otra fichar fuera por sistema. Tiene su parte positiva, claro, y es que nos abrió el mercado internacional. Yo estoy aquí por ella, pero la otra cara es que en muchos de nuestros clubes donde antes había dos o tres extranjeros buenos ahora hay diez... y seis o siete no son mejores que chavales de la casa.
¿Por ejemplo?
Pablo Hernández. Jugué con él en el Onda y el B valencianista, se veía que valía y para llegar a la primera plantilla la de vueltas que dio. Y es jugador para el Valencia, seguro. Con Aarón hablamos mucho sobre esto. También con Palazuelos, que está en el Hearts... Recuerdo los muchos entrenamientos que realicé con el primer equipo valencianista, buenos entrenamientos.... No me valieron de nada, nunca llegó la oportunidad. Y, bueno, David Villa se va seguro a final de temporada; Aarón y yo y otros pudimos estar allí, peleando por su plaza. Ahora pienso que igual es más fácil que nos llamen de la Premier...
¿Qué equipo le gustaría, el Liverpool?
¡Fíjese! Yo siempre fui de Henry, sobre todo de aquel del Arsenal, y de Torres, que está colosal, como todo su equipo. Benítez sale cada día en los periódicos. Y ese Gerrard es buenísimo. Aquí la televisión y los periódicos son como muy globales y hablan de todo lo británico; te enteras de su vida y milagros aunque jueguen en otra Liga. Sé que el Madrid sigue a Gerrard, pero no creo que vaya a moverse. Es el ídolo y además, Benítez ha renovado... Pero, bueno, lo primero en mi vida es el Dundee: hay que ser agradecido.
¿Ve a Cristiano triunfando en el Madrid? Es que hay quien lo pone en duda.
Yo sí lo veo triunfando en el Bernabéu, es un jugadorazo. Lleva un tiempo normalito, como si supiera que éste es su último año en Manchester. Pero de ahí a discutirle...
Suerte, Fran. Su valentía la merece.
La suerte hay que trabajársela y estoy en ello, sí.
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