El paddock de Melbourne es el más agradable de todo el Mundial. Hasta que empieza el gran premio, no huele a gasolina, sólo a hierba, como todo Albert Park. Fernando Alonso irrumpió ayer en el circuito con la confianza de las grandes ocasiones, sonriente y seguido de su mánager, Luis García-Abad, y de su fisioterapeuta, Fabrizio Borra. Su semblante reflejaba la excitación que tenía en 2005. Antes de conseguir su primer título. Distinto a su aterrizaje en 2007. No sabía dónde estaba el box de McLaren y debía ganarse la confianza de los mecánicos.
En Renault está como en casa y todo es mucho más familiar. Nada más llegar al circuito recibió el caluroso saludo de su amigo y nuevo jefe de motores en las pistas, Remy Taffin, y habló con los mecánicos de carreras, distintos a los de test, a los que les ha puesto la moral por las nubes: "El R29 va muy bien". A continuación, tal y como marca la tradición, reconocimiento del trazado australiano acompañado de sus hombres.
Algo que hace los miércoles antes de cada arranque del Mundial desde su primera vuelta en 2001. Allí sólo estaban su entonces mánager, Adrián Campos, el actual y un periodista de AS. Ocho temporadas después, el asturiano es el polo de atracción de la F-1, el jefe, y sólo el vigente campeón, Lewis Hamilton, se acerca, aunque lejanamente, a su nivel de atención mediática.
El asturiano espera expectante el resultado de la guerra de los difusores. Si los comisarios del gran premio declaran hoy que la pieza de los Brawn es ilegal, se convertirá entonces en el principal candidato a la victoria el domingo. De lo contrario, debería ser el mejor junto a los Ferrari y al margen de Button y Barrichello.
El equipo Red Bull ha presentado una queja oficial sobre los difusores traseros de Toyota, Williams y Brawn, al considerar que superan la altura máxima permitida de 17,5 centímetros. Pero el equipo de la bebida energética no es el único que piensa protestar y en el paddock ya se comenta que hay otra escudería importante que medita quejarse ante los comisarios.
El antiguo equipo Honda optó por un diseño de difusor que desecharon los grandes por considerar que la FIA no les dejaría instalarlo por antirreglamentario. Si hoy los declaran legales, los siete rivales piensan reclamar ante una Corte de Apelación de la FIA, que no podría celebrarse hasta después de Malaisia, con lo que el resultado de las dos primeras carreras quedaría en suspenso.
En caso de que fueran irregulares, queda la duda de saber si estos equipos han llevado a Melbourne unos difusores más pequeños. Ellos afirman que no lo tienen ni siquiera previsto, y Ecclestone no se puede permitir una parrilla sin los Brawn después de lo que ha caído este invierno. En caso de ser correctos, los grandes tendrán que rediseñar su parte trasera para copiarles, algo tremendamente costoso y que para Red Bull es prácticamente imposible por el especial diseño push-rod de sus suspensiones traseras. La guerra está servida y hoy por la mañana tendremos la primera respuesta en los despachos.
Fútbol y cautela antes de iniciarse la batalla
Antes de acudir al circuito, Fernando Alonso estuvo en el habitual acto publicitario que Renault suele organizar en Australia con la Prensa local. Al ovetense le llevaron al campo del Victory, donde peloteó durante unos minutos con su jugador estrella, Danny Allsopp, y después atendió a los periodistas de aquel país y mostró su cautela cara al Mundial: "Los tiempos logrados por los Brawn en los test nos hacen pensar que estarán arriba en Melbourne. Y los McLaren no han ido bien, pero no podemos desestimar a nuestros adversarios porque las pruebas privadas son una cosa y las carreras, otra. Nosotros queremos empezar el año luchando por los podios y las victorias, pero hasta que comience el fin de semana no sabremos de verdad cómo estamos respecto a nuestros adversarios". El asturiano terminó afirmando que la pasada temporada le sirvió para crecer como piloto: "El año pasado aprendí muchas cosas que me han hecho un piloto mejor. Este campeonato seguiré dando el máximo".
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