Tras destruir a Andy Murray, Rafael Nadal no fue a la Sala de Prensa de Indian Wells mordisqueando rosquillitas de chocolate, como hizo cuando sometió (¿o devoró?) a Del Potro, en cuartos de final. Nadal arreaba para coger carretera hacia el aeropuerto de Los Angeles, LAX. Atrás quedaban los vientos racheados de 72 km/h en Coachella Valley y la demolición de Murray.
En LAX, el número uno del mundo tenía programado el vuelo que le iba a depositar en otro gran aeropuerto de EE UU: Miami International. Resulta que, en la sesión de noche del sábado, en Crandon Park, Key Biscayne, junto al Gran Acuario de Flipper, Nadal abre su participación en el Masters 1000 de Miami, donde defiende 700 puntos, como finalista de 2008 (cayó derrotado por Davydenko).
Nadal dejó Indian Wells más número uno que nunca. No solamente agranda su ventaja en la Lista de Entradas de la ATP, el verdadero ranking mundial: en la puntuación provisional a base de los torneos del año, la Carrera de Campeones 2009, Rafa ya abre un abismo entre su estela y la vanguardia de sus rivales. Esa Carrera de Campeones 2009 ofrece datos interesantes: Nadal es líder con 3.425 puntos, y su perseguidor más cercano es Roddick (1.900). Federer se encuentra ya en tercer lugar, con 1.650 puntos, algo por delante de Murray (1.620). Djokovic se retrasa hasta el quinto puesto (1.220 puntos), y Verdasco llega sexto: 1.050 puntos.
Opciones.
Poco antes de volar hacia Miami, como un listo correcaminos del desierto que de nuevo hubiese burlado a una banda de depauperados coyotes, Nadal analizó su momento actual en declaraciones recogidas por L' Equipe. Un extracto de esas palabras:
"Sé hacer más cosas que antes, tengo más opciones en mi juego. Ahora sé cambiar el ritmo del intercambio de bolas, con el revés cortado, como hice ante Murray en la final (...), juego mucho más en el centro de la pista y controlo más el intercambio. Antes tenía que correr demasiado (...), nadie puede saber lo que puede ocurrir en dos, tres o seis meses. Es muy difícil jugar todo el año al mejor nivel. E incluso a mi mejor nivel, Andy Murray puede ganarme si tiene un buen día. En todo caso, no siento presión alguna".
No sé puede saber lo que ocurrirá en dos, tres o seis meses. Sí se sabe lo que está ocurriendo ahora: los santones de la prensa deportiva mundial y de la que no es tan deportiva, van rindiéndose a Nadal. Los coyotes del desierto de Indian Wells vieron pasar, entre nubes de polvo y tempestades de arena, la estela meteórica de un correcaminos que atravesaba California, de paso para Miami. Así sonaba el gemido gutural de los ladridos de los coyotes: "Este chico es un demonio". Más o menos, así sonaban los gemidos de Murray...
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Fuente:As