¿Cómo se ha sentido en su vuelta a los circuitos?
Muy contento. Las sensaciones han sido positivas, rodando rápido, y parecía que no hubieran pasado cinco meses desde la última vez que monté. Uno como mucho, porque me concentré muy rápido.
¿Le ha sorprendido algo?
Al principio, la velocidad, porque se me pasaba todo muy rápido y llegué a marearme un poco. Es mucha la información que gestionas en tan poco tiempo y al dar dos vueltas seguidas me mareaba. Sólo fue durante los kilómetros de rodaje.
¿Ir en moto es como hacerlo en bicicleta, que no se olvida?
Sí y no. Las sensaciones de las primeras vueltas eran diferentes a lo que estaba acostumbrado, pero me ha ayudado el trabajo de visualización que he hecho las semanas antes de salir a la pista de nuevo. Hacía mucho que no corría en Barcelona y en 15 ó 20 vueltas ya estaba acoplado a la moto.
Eso es que ha seguido trabajando con el psicólogo. Explique lo de la visualización.
He trabajado con él dos días por semana. Forma parte del trabajo que también hago con el fisio y el preparador físico. La visualización me ha servido mientras no podía ir en moto. Como el circuito en el que iba a volver era Montmeló, visualizaba vueltas en él con un cronómetro al lado. El margen de fallo es de dos o tres segundos respecto a una vuelta real con la moto.
¿Estaba ansioso por volver?
Estaba que me subía por las paredes. Desde que me subí por vez primera a una moto, con cuatro años, nunca me había pasado tanto tiempo sin ir en moto.
¿Qué recuerdo queda del accidente que podía haber cortado para siempre su carrera?
El de una anécdota y algo pasado. Ahora me veo otra vez encima de la moto, que es lo que más ilusión me hacía, y creo que todo esto me ha hecho madurar mucho y saber mejor la razón por la que quiero correr en moto. Lo que no olvidaré nunca es lo bien que se ha portado conmigo la gente que está a mi lado, mi familia. Esto me va a hacer más fuerte y valorar todo más.
¿Se coge miedo?
Alguna duda sí que se me pasó por la cabeza, del estilo de qué pasaría si me volvía a caer pisando un piano o algo así, pero luego ves al entrar en la pista que es algo normal pisar un piano. Cuando estás concentrado no puedes pensar en otra cosa que no sea cada curva y da igual que te hayas caído antes. Lo malo es cuando te caes sin saber por qué ha sido y en mi caso era claro: el piano se me acababa y fue un error. Es más, fui capaz de volver a rodar, yendo rápido y manteniendo las sensaciones. Me sirvió de mucho y ahora me he subido a la moto encantado.
¿Cuál fue el peor momento?
La estancia en el hospital de Japón, cuando por el idioma no se sabía muy bien lo que tenía y la gravedad de la lesión. Eso y que en ningún momento veía cuándo volvería a correr y si podría hacerlo. A veces me levantaba mareado o veía borrosa la tele. Tenía miedo de no volver a correr en moto y, cuando pensaba en eso, me daba el bajón. Así te das cuenta de que estás metido en esto para ganar, que no se puede dejar pasar el tiempo, y es lo que voy a intentar.
Fuente:As.com
