Que Rodríguez Santiago no es santo de devoción de mucha gente no es ninguna noticia. Sus arbitrajes suelen ser cuanto menos conflictivos y a veces incluso se jacta de los equipos y de los jugadores. Ayer lo hizo en Huelva, donde sólo le faltó marcar los goles. A la conclusión del choque, cuando había irritado al Recre al señalar un penalti que nunca debió pitar por falta y mano previa de Piatti, respondió a las explicaciones de Iago Bouzón con una sonrisa delatora. Lo suficiente para aumentar la dosis de mosqueo en el Nuevo Colombino, donde reclaman justicia por los últimos arbitrajes. Y ahora, encima, la tabla se aprieta por debajo.
Pero no sólo en Huelva le recordarán. En Almería, aunque el gol de penalti de Negredo le devolvió la sonrisa, claman al cielo por una injusta expulsión a Crusat. Ya son van varias las semanas en las que el equipo de Hugo Sánchez juega en inferioridad y el tema comienza a pasar de castaño a oscuro. El mexicano salió al paso tras el partido y presentó su propia balanza: cambia expulsión por penalti. Cada uno que elija sus preferencias. Seguro que Alcaraz no tiene la misma opinión que el técnico almeriense.
El festival del colegiado se inició muy pronto. En una acción de lucha, sin más, donde el menudo extremo rojiblanco sólo, Rodríguez Santiago apenas gastó unas décimas de segundo para mostrarle la roja en un tono desafiante. Quería ser el protagonista... y lo fue. Pero el partido tuvo otras influencias negativas, como el juego de unos y otros. Ahí está la muestra de la primera mitad, donde sólo la expulsión alteró la tranquila siesta de los espectadores.
El Recre se creció con la salida de Akalé, pero tuvo el defecto de no sentenciar al rival cuando pudo. El gol de Camuñas tras un sensacional centro del costamarfileño, que volvió a jugar después de criticar a Alcaraz, dejaba a los locales en una posición muy tranquila en la tabla con varios rivales por abajo y a una distancia considerable de la salvación. Pero todo cambió de repente. Piatti salió y en su primera acción le dio vida al árbitro.
El argentino hizo falta a Iago Bouzón poco antes de golpear al balón claramente con la mano. Luego sí hubo penalti, claro está, pero Rodríguez Santiago sólo vio la última infracción. Negredo, un islote toda la tarde, prosiguió con su racha goleadora y devolvió el nerviosismo a la grada local. Hugo Sánchez sonreía porque su equipo volvía puntuar en inferioridad, sobre todo tras un error de Ruben solo ante Alves.
El empate dejó mejor sabor de boca en los almerienses, cuyo pasito hacia la salvación es un poco mayor que el onubense. Ahora la Liga se complica por abajo y cualquier despiste costará caro. Y si encima los árbitros tienen ganas de ir a la nevera...
Fuente:As.com