Este Barça es imparable. Su incontestable dominio en el campeonato doméstico se reforzó, una semana más, a base goles y buen fútbol. Esta vez la víctima fue el Sporting, que puso empeño y rigor táctico para intentar minimizar los golpes azulgranas. Al final fueron tres, dos de Etoo y otro de Alves, pero pudieron ser muchos más. Kike Mateo maquilló el resultado, pero no estropeó la impecable imagen de los de Guardiola, que caminan con paso firme hacia el título de liga.
Decía Guardiola que el equipo no estaba "tan fino" en las últimas jornadas. El pique del técnico surtió efecto y el vendaval azulgrana causó daños irreparables en la coraza asturiana ya en la primera mitad.
Orden asturiano, atasco azulgrana
Y eso que los de Preciado (hoy en la grada) salieron concienciados al Camp Nou. Convencidos de la importancia de multiplicarse en defensa, cerrar espacios y buscar siempre la superioridad numérica en las acometidas azulgranas, el Sporting puso en apuros a los de Guardiola en los primeros veinte minutos.
Dificultades para los locales a la hora de encontrar huecos, porque en defensa los de Guardiola no tuvieron el más mínimo trabajo. Entre otras cosas, porque este equipo mima el balón, lo seduce con elegantes conducciones, rápidas circulaciones y movimientos siempre con sentido. Si a uno le tratan así, como para buscarse otro acompañante.
Etoo allana el camino
Como no podía ser de otra manera, las ocasiones comenzaron a sucederse, pero sin excesos. Henry puso a prueba a Lafuente, que respondió con buenos reflejos ante el cabezazo del francés. En la siguiente, el Barça no falló. Iniesta condujo una contra para ceder a Henry, que centró para que Etoo empujara en el área pequeña el primer tanto culé. El camerunés, decisivo como pocos, firmó el segundo tras recibir un pase interior de Messi y deshacerse de su par. 21 goles en 21 partidos. Lejos quedan ya los rumores sobre su posible salida en verano de la Ciuda Condal.
Con una marcha menos, pero con la misma solidez, el Barcelona arrancó la segunda parte dispuesto a cerrar el partido (si no lo estaba ya). Etoo y Messi pudieron aumentar la ventaja pero entre Lafuente y la defensa mantuvieron la esperanza asturiana.
El expreso brasileño sentencia
Tuvo que ser Alves, ¡qué deslpliegue del brasileño!, el encargado de finiquitar el asunto. En un alarde de potencia, el brasileño entró en el área como si le fuera la vida en ello y soltó un misil que Lafuente sólo pudo recoger de la red. Dos minutos después, Kike Mateo recortaba distancias en su primer balón sobre el césped del Camp Nou.
El tanto, tan justo como ineficaz, no cambió ni por asomo el rumbo del partido. Por si había dudas, un cabezazo de Etoo, que se estrelló en el palo, recordaba la perseverancia de este Barça. Inconformismo que ratifica la ventaja matemática (doce puntos) y estética con el Real Madrid.
Fuente:Marca