Estaba cantado. Cuando una semana empieza tan atravesada lo normal es que acabe en tragedia. Y eso es lo que parece que le ocurrirá a Javier Aguirre. El mexicano necesitaba un empujón por parte de su equipo para salir de su comprometida situación y lo recibió, pero para precipitarse por el precipicio. Ni el Kun ni Forlán ni Simao ni nadie, los rojiblancos fueron un conjunto perdido y sin alma al que el Valladolid pasó por encima y hasta se permitió el lujo de perdonar una goleada.
La lluvia incesante que caía sobre Madrid resultó premonitoria para el Atlético. Las gradas presentaban un aspecto inusual para un partido de Liga y el césped acusaba el agua que se había embolsado durante las últimas horas. Con esos precedentes, no es de extrañar lo que ocurrió a continuación. Las fuerzas le duraron al maltrecho Atlético diez minutos, lo que tardó el Valladolid en percatarse de que ésta era la ocasión de estrenar su casillero de triunfos en 2009.
Cannobio dio el primer susto, pero prefirió tirarse ante la llegada de Pablo en lugar de intentar batir a Leo Franco. Poco después Pedro López sentaba a Simao y se la ponía en bandeja a Sesma, que desaprovechaba el regalo.
El Atlético era una nave a la deriva a la que le faltaba el golpe de gracia. Tan sólo un buen pase de Forlán que el Kun, desaparecido en combate, envió a las nubes alteró el guión que tenía predestinado el encuentro.
El Valladolid no se amedrentó por el ramalazo rojiblanco y volvió a acumular ocasiones. Goitom cabeceaba fuera un gran centro de Pedro López y poco después Sesma encaraba a Leo Franco, pero se adornaba demasiado en el remate por encima del portero, echando fuera su vaselina.
Para colmo de males rojiblancos, Simao se lesionaba y dejaba huérfana la banda izquierda. La única lectura positiva para los de Aguirre era que llegaban al descanso vivos.
Pero quien juega con fuego se acaba quemando y en la reanudación se hizo justicia. Leo Franco se tragó un saque de esquina botado por Cannobio y le dejaba el balón a Luis Prieto en los pies para que le masacrara.
Casi sin querer el Atlético se encontró el empate. Un buen centro de Sinama lo empalmó mal Forlán, pero el balón golpeó en García Calvo y se introdujo en la meta de Villar. Ni siquiera con esta segunda oportunidad el Atlético reaccionó.
Estaba entregado y el Valladolid sólo tuvo que ponerse otra vez manos a la obra para crear dos ocasiones seguidas. Víctor, desde la frontal, disparó raso rozando el palo y posteriormente Sesma, a bocajarro, la echó por encima del larguero.
Sin embargo, era cuestión de esperar y en un centro al área Pernía cometía uno de sus habituales penaltis sobre Goitom. Víctor no desaprovechó el regalo y sentenció el partido y puede que a Javier Aguirre.
De ahí al final impotencia rojiblanca que sólo encontró una llegada en la que Justo Villar le quitó a Agüero el balón de la misma cabeza. El pitido final provocó la pañolada de los pocos que habían aguantado en las gradas y les hizo dirigirse al palco para pedir explicaciones. En las próximas horas esta derrota puede tener sus consecuencias definitivas para el 'Vasco'.
Fuente:Marca