Sólo ganar al Zenit y el improbable triunfo del BATE en Turín permitiría al Madrid pasar primero grupo. Anotada esa posibilidad, el partido parecía de trámite, sin otros estímulos que el honor y el dinero (630.000 euros por victoria). Sin embargo, lo que parecía un entrenamiento con vistas al Camp Nou, se ha transformado sin esperarlo en un encuentro especial, que traza la frontera entre Schuster y Juande, el pasado y el futuro. El Real Madrid no sólo ha cambiado de entrenador, con todo lo que ello implica. Ha apostado por un estilo nuevo y por un tono diferente. La novedad principal, antes de recolocar las piezas sobre el tablero, es que el técnico entrante es feliz con su suerte y lo demuestra. Y desde esa recuperación del sentido de común se podría reencontrar todo lo demás.
Juande se sentará hoy en el banquillo un día después de su fichaje y presentación, con un solo entrenamiento a sus espaldas, sin que le haya dado tiempo a otra cosa que saludar y memorizar la lista de bajas, semejante, en extensión, a la de los Reyes Godos. No se puede exigir, por tanto, una modificación sustancial en el equipo, pero sí podremos medir el efecto del cambio en los jugadores, en su espíritu inicial.
Sin pistas a las que agarrarse, para adelantar el once titular sólo se puede hacer uso de la lógica y la intuición. Si se esperan pocos cambios o ninguno es porque el parte médico reduce las alternativas y porque no sería apropiado que el equipo se expusiera excesivamente a un mal resultado. Para visitar el Camp Nou es tan importante la salud como el ánimo.
No obstante, no se puede descartar que Juande, que repitió la última convocatoria de Schuster, ensaye, en ciertas líneas, el partido contra el Barcelona, donde no estarán, entre otros, ni Marcelo ni Robben. En ese caso, Metzelder entraría en defensa y Javi García podría tener una oportunidad en el centro del campo, lo que oxigenaría a Gago o Guti. Tampoco sería raro que Saviola o Bueno dieran descanso a uno de los puntas, Higuaín o Raúl.
Misterio. Si el Zenit resulta un misterio en condiciones normales, se antoja como un arcano indescifrable en un partido que no influye en su clasificación, ya segura, para la Copa de la UEFA. Sabemos que se trata de un equipo tan capaz de la excelencia como de la melancolía, totalmente condicionado por la voluble inspiración de Arshavin. Como el genio ha sido pretendido por el Madrid y por Juande, y como el muchacho desea abandonar San Petersburgo, se puede suponer que esta noche destapará el tarro de las esencias. Y nadie puede negar que el Madrid se encuentra, en estos momentos, muy receptivo a los mensajes de amor. Sí, quizá sea más que un partido. Pudiera tratarse del primer día del resto de una vida. La del Madrid.
Fuente:Diario as.com