Tras las monadas y exquisitos estrenos de Federer, la Centre Court de Wimbledon deja de parecerse a una pasarela. En los dos primeros turnos de hoy, sendos torrentes bronceados, dos fuerzas de la naturaleza irrumpen en el gran santuario del tenis mundial: Venus Ebonistarr Williams y Rafael Nadal Parera. La delicadeza de las prendas y del revés de Federer va a dejar paso a dos atletas que saben descargar sobre un escenario la tensión eléctrica, la emoción oscura y vibrante.
Por ejemplo, Nadal se entrenó ayer dos veces, se sumió en sus habituales partidas de playstation con la gente de su entorno, y a la caída de la tarde paseaba intensamente por las terrazas del All England (todo en Nadal es intenso, incluso los paseos), como si fuera Joe Frazier en busca de Muhammad Ali. Tras el paso del oscuro planeta Venus, toda esa intensidad descargará hoy en el segundo turno de la Centre Court sobre el alemán Andreas Beck. Por cierto, hay otro Andreas Beck que es futbolista en el VFB Stuttgart, y que, para su suerte, no debe cruzarse con Nadal. Por cierto, y entre paseo y paseo y paseo a paso de oca, Nadal avanzaba ya ayer su pronóstico sobre el España-Rusia del jueves: "Ganamos 2-0. O quizá, 2-1". Nadal estaría perdido en una isla desierta, sin nada ni nadie a la vista, y querría ganar, siempre ganar, hasta enterrarlos en el mar. Indestructible
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