En febrero de 2003, Pedro de la Rosa viajó a Woking para firmar su contrato de probador con McLaren. Tras estampar la firma, Ron Dennis y varios responsables le guiaron por las increíbles instalaciones del Technology Centre y uno de los pasos obligados era por un artilugio que sería su oficina durante muchas horas, el simulador. Es el orgullo de la fábrica y con diferencia, el mejor de la Fórmula 1 y Pedro vio que alguien acababa una sesión de trabajo. Cuando se quitó el casco se lo presentaron: "Éste es Lewis Hamilton (Stevenage, Reino Unido, 7-1-1985), uno de los pilotos del programa de jóvenes de la escudería". Faltaban cuatro años para que el inglés tomara la salida en su primer gran premio, pero ya dominaba un Fórmula 1 y los circuitos del Mundial como ningún piloto en formación en toda la historia.
De familia humilde
Además de batir una significativa barrera social, como es ser el primer hombre de raza negra que gana el Mundial de Fórmula 1, la historia de su camino no se diferencia mucho de la de algunos pilotos que ya han sido campeones, como Alonso y Räikkönen, los de la nueva generación que proceden de familias sin recursos o tradición. Su padre, Anthony, procede de una familia que emigró desde el pequeño país caribeño de Granada a Inglaterra. Su modesto empleo en la British Railways le obligó a buscar otros dos trabajos adicionales para poderle costear el inicio de la carrera deportiva a Lewis en los karts. Los padres de Fernando, José Luis y Ana, también invirtieron todos sus recursos en esa aventura. Lo mismo que Matti, el padre de Kimi, que conjugaba su trabajo como taxista con el de portero de una discoteca y conductor de una quitanieves y que no pudo sufragar el poner el baño familiar dentro de casa (¡en Finlandia!) hasta que su hijo fue bien mayor.
Desde los cinco años, el pequeño Lewis, al que bautizó así por su admiración hacia Carl Lewis, mostró habilidad para el pilotaje. Le compró un casco amarillo para distinguirlo de los demás niños en las nutridas parrillas de cada certamen, algo que luego se transformaría por arte de magia en una admiración incondicional de Ayrton Senna, al que parece que no siguió mucho por sus comentarios en alguna entrevista. Con ese distintivo que mantiene hasta hoy empezó a hacerse notar.
A Dennis: "Algún día pilotaré uno de tus coches"
Con diez ganó el campeonato de la categoría cadete, el más joven en la historia del kárting británico y eso le valió una invitación en 1995 a la gala anual de Autosport que se celebra en Navidades cada año. Esa cita cambiaría su vida para siempre. En ella estaba, cómo no, Ron Dennis y el pequeño Lewis, bajo consejo de su padre, fue a pedirle un autógrafo al todopoderoso patrón de McLaren. De forma espontánea le dijo: "Algún día pilotaré en uno de tus coches", con un arrojo que a Dennis se le quedó grabado.
Tres años después, recibieron en la casa familiar una llamada desde Woking. Se abría un programa de jóvenes pilotos que incluía a Lewis y desde allí ganó cada año cada campeonato en el que participó. Ya en monoplazas, en 2003 fue campeón de la Fórmula Renault británica (irónico), en 2005, el campeonato de F-3 Europeo y en 2006 la GP2. Fernando había firmado como piloto de McLaren un año antes y durante ese tiempo, Dennis y los suyos debían decidir quién le acompañaría, pues Räikkönen y Montoya se largaban. De la Rosa fue una opción valorada, pero la condición de británico, la juventud y el hecho de que Alonso fuera un bicampeón y llevara todo el peso, acabaron por decantar la opción del Lewis.
El favorito del jefe
La primera carrera y su pasada en la salida por el exterior a Alonso iniciaron un favoritismo manifiesto que nadie evitaba mostrar en público. Allí comenzó su periplo en la Fórmula 1. El resto es de sobra conocido. Es el mejor debutante de la historia, aunque en su día Jacques Villeneuve también lo fue con números similares y sus títulos quedaron en uno solo en 1997. La historia dirá si el camino de Lewis será distinto.
Fuente:Marca.com