Unai Emery ha conseguido que todo su Valencia sea una máquina y esto implica que los menos habituales, incluidos los jugadores que saben que no cuentan, no se relajen y den la talla. Por eso los chés terminaron con la fiesta que para el Portugalete era esta eliminatoria, especialmente este choque de ida que recordarán durante sus próximos cien años, y a los 20 minutos liquidaron la eliminatoria. Incluso, cuando los locales acortaron distancias con el mejor de sus futbolistas, Urko Vera, volvió a aparecer Morientes, el especialista, para completar su doblete y anular cualquier conato de remontada en las filas vascas.
El 1-4 final sació todos los objetivos posibles. En el Portu el de llenar el campo y asegurar el futuro económico con la recaudación, aunque su técnico lamentara las dimensiones de Lasesarre a las que no están acostumbrados. En el Valencia, el no malgastar energías, convertir la vuelta en un entrenamiento nocturno y no contar con ningún lesionado. Eso y comprobar que Ximo Navarro puede ser un recambio fiable para Miguel en el lateral diestro, única posición en la que cojea la plantilla ché. El canterano era consciente de que ocasiones como la de anoche no le van a llegar todos los días y, junto al Moro, fue el mejor de un encuentro plácido.
También se apuntó a la fiesta Vicente Rodríguez, que firmó su cuarto tanto de la temporada pese a los pocos minutos que acumula en ella. La calidad de los chés era suficiente para acumular ocasiones, especialmente a partir de la media hora cuando los vascos bajaron físicamente. No hay que olvidar que muchos de ellos llegaron al partido tras su jornada laboral y que el ritmo de los chés les fundió antes del descanso.
Y poco más que añadir en el plano competitivo porque el encuentro no existió, la diferencia era tan sideral que los valencianistas jugaban a medio gas, monopolizaban el balón y pudieron golear sin despeinarse. La noche se animó momentáneamente cuando Urko Vera cabeceó, con falló de Guaita incluido, el 1-2 y la grada se calentó al grito de "A por ellos", pero, cuando aún festejaban el tanto de la ilusión, Morientes culminó una asistencia de Hugo Viana y echó el cierre al festejo. De ahí hasta el final el duelo no fue tal, se cayó porque nadie peleaba ya por nada y sólo un par de buenas manos de Urko Macias y el exceso de florituras de la ofensiva blanca propiciaron que el marcador no se disparara en exceso.
Zigic también cumplió con su infructuosa cita con el gol, porque de poco le va a valer, pero redondeó una goleada que será recordada por el buen hacer de Ximo Navarro y, en el bando local, por haber podido medirse a un Primera, nada menos que al campeón, que dio un pasito para intentar revalidar su corona.
Fuente:Diario As.com