Felipe Reyes estaba con sus compañeros en su habitación después de la cena de la selección en el hotel Nelva de Murcia cuando recibió una llamada al móvil. "No puede ser, no puede ser", decía sin parar. El pívot internacional, de 31 años, acababa de escuchar que su padre había muerto de un infarto. Alfonso Reyes Sr había fallecido de manera repentina a causa de un ataque al corazón.
El jugador abandonó la concentración de la selección y viajó por carretera hasta Jaén donde se encuentra su familia, que está totalmente desolada. No jugará los dos próximos partidos, los últimos amistosos de la selección, y su concurso en el Europeo no está asegurado. Felipe está hundido anímicamente, como es lógico.
La noticia destrozó el ánimo a los integrantes de la selección, que no daban crédito a lo que estaban viviendo minutos después de la cena. En el último partido amistoso disputado en Granada, los padres de Felipe y Alfonso Reyes, Lola y Alfonso, habían estado en el pabellón viendo a su hijo. Descanse en paz.
Fuente: Marca.com