El Tribunal de Apelación de Rennes (Francia) rechazó el recurso de una viuda que pedía recuperar unas muestras de semen congelado de su marido fallecido para poder someterse a una inseminación artificial en España o en Bélgica, puesto que en Francia no es legalmente posible.
Los jueces dieron así razón a la Fiscalía, que había pedido que se confirmara una primera sentencia en esa misma línea el pasado 15 de octubre, sustentada en la normativa francesa.
Las leyes de bioética en vigor establecen, en concreto, que la inseminación o la transferencia de embriones queda prohibida en caso de "la muerte de uno de los miembros de la pareja, la presentación de una demanda de divorcio, la separación o el cese de la comunidad de vida".
Fabienne Justel había interpuesto inicialmente una demanda contra el Centro de Estudios y de Conservación de Óvulos y de Esperma, donde están conservados los gametos de su esposo, muerto de un cáncer en septiembre de 2008, tres meses después de casarse con él.
La mujer quería obtener el esperma congelado de su marido, Dominique Justel, pero el CECOS se lo había negado por estar prohibido utilizarlo para un procedimiento de inseminación artificial en caso de muerte.
La Ley de Bioética de 2002 no sólo no permite que una persona distinta del donante recupere las muestras congeladas, sino tampoco su traslado al extranjero a otro país donde la reglamentación sí permita una inseminación "post mortem".
La abogada de la demandante, sin embargo, había defendido que el semen congelado de su marido formaba parte de los activos objeto de la sucesión, y que le debían ser entregados a ella en tanto que heredera.
Uno de los objetivos de Justel (que tiene tres hijos, pero no de su marido fallecido) era reabrir el debate con vistas a una modificación de la Ley de Bioética.
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