Raúl López, de 37 años, que ya tiene motes como "el hombre milagro" y el "fontanero volador", cayó cuando hacia un trabajo en el conducto de aire acondicionado de un edificio en construcción en centro de la ciudad de Córdoba.
"Estaba sobre una tabla que se movió y ahí me vine abajo", desde una altura de unos veinte metros, pero unas maderas del primer piso amortiguaron un poco el golpe", dijo el obrero, que afirma no haber perdido la conciencia en ningún momento.
Convencido de que se ha salvado gracias a un milagro, confesó que el accidente le ha devuelto la fe, pero que no piensa volver a subirse a un andamio jamás.