Una familia que velaba a un anciano costarricense atropellado por un automóvil fue sorprendida por policías, que interrumpieron la misa fúnebre para sacar el cadáver del féretro y llevárselo en una bolsa plástica a la morgue para practicarle la autopsia.
José Diego Agustín Castillo Milanés, de 70 años, era velado en una capilla católica de Nicoya, en el noroeste de Costa Rica, cuando llegaron agentes de la policía judicial a llevarse su cadáver, dijeron allegados al diario La Nación.
"Por razones aún desconocidas, personal médico entregó el cadáver del anciano a sus familiares cuando, según la ley, debía ser remitido a la Morgue Judicial" para practicársele la autopsia, agregó el periódico.
El hombre murió el miércoles, después de haber permanecido casi un mes en coma en un hospital tras ser atropellado el 9 de enero.
La policía irrumpió en la capilla el jueves al mediodía, cuando se oficiaba una misa y el cuerpo estaba expuesto en el féretro en presencia de unos 30 familiares y amigos.
"Me dijeron que había un error, que no podíamos enterrarlo porque debía ser llevado a la Morgue Judicial", expresó la hermana del difunto, Nydia del Carmen Castillo. "Casi me caigo patas arriba de la impresión", dijo al rotativo. "Fue lo más horrible que le puede suceder a una persona. Esto no se lo deseo a nadie, me gustaría estar dormida y pensar que fue solo una pesadilla", contó la mujer, y agregó: "les pedí (a los agentes) que me lo devolvieran pronto para darle sepultura".
El director del hospital de Nicoya, Anner Angulo, dijo que el lunes "ordenará una investigación interna para determinar qué pasó y sentar las responsabilidades del caso", señaló el periódico.