Senna tuvo una segunda misión en la Eurocopa, además de hacer campeona a España. Marcos se puso sus gafas de intelectual, que le daban un aire de empollón impropio en un futbolista, pero es que fue a estudiar de lo lindo, a tomar buena nota de todo lo que hacía Xavi y lo ha copiado mejorando incluso el original. El hispano-brasileño hace su labor y la de Xavi, al que parece esconder bajo la camiseta, anoche estuvo inmenso, a un nivel extraordinario: creó, mandó, cortó, asistió, dirigió, capitaneó y goleó. Magistral, agotando los calificativos cuando reventó el entramado del Celtic con un lanzamiento de arte y le dio a los suyos el primer triunfo en esta Champions.
Decía antes del partido Gordon Strachan que en Europa su equipo tenía que tener muy en cuenta el contragolpe. Sincero fue un rato el técnico escocés porque el Celtic tuvo claro a qué jugar desde el inicio. Todos replegados y a intentar sorprender a un Villarreal que estuvo 45 minutos haciendo labor de desgaste, demolición de lo verdiblanco a base de toque y más toque, de calidad pura y combinación constante. Ahí lucieron Pires, Cazorla, Rossi y un majestuoso Senna al que dio gusto ver zigzaguear entre tres rivales, proteger el balón como si fuera solo suyo y errar un pase de cada millón. Todo ello escoltado por Eguren, el más listo de la clase multiplicándose como guardaespaldas de los jugones. Faltaba el gol, sí, pero la noche era por completo de los de Pellegrini, sólo alterados por algún error que subsanó Diego López, que aprendió de Iker eso de ser el galáctico de guardia.
Jugando así la victoria era cuestión de tiempo, la tuvo Rossi y Llorente varias veces, pero era la noche de Senna, paciente como Pires, que parece andar por el césped repartiendo cartas envenenadas a la espalda de la zaga. Ahí pudo decantarse la victoria, pero ésta llegó con un zapatazo del mejor centrocampista del momento.
Tras 29 meses y el penalti fallado
El Villarreal regresó a El Madrigal después de 29 meses sin poder ver fútbol de la máxima competición continental. El último partido que se jugó en el estadio fue en las semifinales de la Champions de 2006 (25 de abril) cuando el argentino Riquelme falló el penalti que dejó sin final al Villarreal.
Gran deportividad entre las aficiones
En una semana en la que los hinchas más radicales del Barça se cargaron el derbi ante el Espanyol, las aficiones del Villarreal y el Celtic, hermanadas desde que sus equipos se cruzaran en la UEFA en 2004, dieron todo un ejemplo de deportividad. Compartieron una paella gigante, tres horas de concierto y fueron juntas al estadio.
Fuente:Diario As.com