La selección española de balonmano sigue aumentando las esperanzas de hacer algo muy importante en este Europeo de Austria. Esta vez no se ganó, pero se logró un positivo empate ante Francia (24-24), la mejor selección del mundo. España superó su propia 'torrija' a base de casta y calidad para remontar seis goles de desventaja. Al final se escapó la victoria, pero el resultado es muy positivo para entrar en la segunda fase con tres puntos.La prueba de fuego para medir cuáles eran las posibilidades de España en el Europeo se superó con nota. Es cierto que Francia no está rayando a su mejor nivel en Austria, pero siguen siendo los mejores y los claros favoritos. Por eso el empate no es malo. Y, menos aún, después de ver cómo transcurrió el choque, porque hay que reconocer que los de Valero Rivera no estuvieron finos hasta mediada la segunda parte.
La defensa 5-1 no funcionó todo lo bien que esperaba el seleccionador español y en ataque no había fluidez. Sólo las paradas de Hombrados, que estuvo inmenso, y los goles de Aguinagalde -seis de seis en lanzamientos- y Juanín García, ambos máximos goleadores del partido, nos mantuvieron por delante en el marcador. Francia también ayudó, porque no comenzó nada fina y nos cedió una renta de tres goles nada más comenzar (1-4).
Con el transcurso de los minutos la primera parte se igualó, algo que reflejó el marcador al descanso (10-10). No debió gustar mucho a los árbitros, que se pusieron descaradamente a favor de Francia. Si ya de por sí España no salió enchufada en la segunda mitad, los colegiados bielorrusos completaron la faena. Sus decisiones mermaron mentalmente a los nuestros, sobre todo a raíz de una decisión incomprensible. Pitaron siete metros y dos minutos a Malmagro por salvar un gol desde su campo de Abaló de forma correcta. El jugador del Reyno de Navarra San Antonio saltó claramente fuera del área, pero los colegiados no lo quisieron ver así y, encima, se inventaron una nueva regla que dice que eso es exclusión.
Con uno menos y con la 'caraja' inicial, los franceses abrieron una brecha difícil de cerrar. Con Omeyer salvando las pocas ocasiones claras de España y con Karabatic en plan líder, el partido se complicó. En el minuto 41 Bertrand Guille ponía la máxima renta del encuentro -de seis, 18-12-. El combinado nacional tocó fondo y se preveía un paseo triunfal de los actuales campeones olímpicos y del mundo.
Comienza la remontada
Sin embargo, las cosas cambiaron. La defensa 6-0 fue el primer paso hacia la remontada. El segundo lo dieron los jugadores de la primera línea, encabezados por Alberto Entrerríos, que sacó el brazo a relucir en los momentos más importantes. En cinco minutos se había recorrido la mitad del camino con un parcial de 3-0. Los árbitros bielorrusos volvieron a echar una manita a Francia con otra injusta exclusión, esta vez a Prieto. Abaló volvió a subir la diferencia a cinco tantos.
Con apenas diez minutos por delante, la remontada se antojaba imposible. Pero esta selección está demostrando que tiene la calidad y la voluntad necesaria para ganar a cualquiera. La defensa aumentó su agresividad, logrando frenar a Karabatic, que ya por entonces se había dado cuenta de que el partido se les complicaba y que tenía que sumir riesgos.
Cuando faltaban cinco minutos Malmagro logró el empate a 21 y falta sólo de dos se obró el milagro. Víctor Tomás adelantaba a España. Joli empataba, pero Alberto Entrerríos, con un soberbio golazo, nos ponía de nuevo en ventaja. A menos de un minuto para el final, España recuperó el balón, pero no supieron que hacer con él. Otorgamos a Francia la oportunidad de empatar y Joli no la desperdició. Iker Romero tuvo la última en un golpe franco con el tiempo cumplido, pero se fue lamiendo el larguero. La victoria se escapó, pero el resultado deja un buen sabor de boca visto cómo se había puesto el encuentro. Las ilusiones de hacer algo grande siguen intactas.
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