Visto el lamentable estado que presentaba el césped del Municipal de Santo Domingo, urge dar la enhorabuena al Alcorcón y al Racing. Independientemente de que el barrizal igualara las fuerzas y no permitiera distinguir qué equipo se codea en Primera y cuál sobrevive en Segunda B. Lo más normal hubiera sido contar por decenas los heridos y por centenas los patadones, y finalizar esta ida con cinco goles y diez ocasiones claras habla muy bien del partido y bastante mal de quien aún se empeña en despreciar las sensaciones que regala la Copa.
Ninguna otra competición como ésta permite ver a un modesto lanzado al ataque y a un adversario, europeo desde hace bien poco, replegado mientras capeaba el temporal. Como tampoco otro torneo oficial admite que la vuelta sea tan emocionante como inesperada a pesar de las diferencias de presupuestos y objetivos. Porque la moraleja de la noche es que aunque el Alcorcón estuvo sentenciado y pudo ser goleado debido a la mala noche de su portero, cosas de la fe y la garra, llegará a El Sardinero en siete días con vida por ese gol final de su gran central, Borja Gómez. Los de Anquela siguen vivos y, por extensión, los de Portugal desconfiados.
Esos temores del Racing se originaron tras la épica eliminación del Madrid y se confirmaron nada más ver la salida del Alcorcón anoche al campo. Este arranque tuvo la intensidad esperada, pero lo que sorprendió fue que su dominio llegará a ser aplastante. En esos instantes el Racing se arrugó y bien pudo costarle un disgusto. David Sanz dio el primer aviso a los 22'. Y no fue el último. Recibió de espaldas en el área, controló con clase, se revolvió en una baldosa dejando sentado a su marcador y su disparo, raso y cruzado, lo sacó Christian con Mario ya batido.
Gol clave.
El Racing debía sacudirse el dominio marcando primero. No había otra escapatoria. Y casi ni por esas lo consiguió. Pese a que Christian alcanzó el objetivo de poner en ventaja a los suyos con un tanto algo polémico por la dudosa posición de Moratón al asistirle, el Alcorcón siguió incordiando. Un ardor que sólo se topó con Mario, que jamás se mostró como un debutante.
Únicamente el segundo tanto del Racing, obra de Geijo y chapuza de Juanma, pareció sentenciar. Sin embargo, la estrategia dejaba a los madrileños cierta esperanza de recuperar crédito cuando ya las fuerzas eran justas y las ideas escasas. Así, en el enésimo córner, Íñigo López machacó.
La ilusión por lograr la machada regresó hasta que Moratón dio la puntilla y pareció decir fin. Pero la Copa y la casta de este gran Alcorcón se empeñaron en no finiquitar la eliminatoria. Gómez marcó al final y dejó tan vivo a su equipo como incrédulo al Racing.
El detalle. Una fiesta por todo lo alto
Alcorcón vivió el partido de Copa con toda su ilusión. Nada más empezar, unos fuegos artificiales adornaron el cielo de la ciudad para festejar la proeza de un equipo de 2ª B. La afición también estuvo ejemplar en la grada.
El crack
