La FA Cup tiene algo especial, único, inigualable. Algo que la convierte en la competición de clubes más fascinante del mundo. Ese encanto imprevisible volvió a aparecer ayer en Old Trafford, nada más y menos. El histórico Leeds -anclado estos días en Tercera División desde que cayera de la élite en 2004 pero otrora campeón de tres Ligas, una FA Cup y dos Copas de Ferias- tumbó al todopoderoso Manchester en su estadio y ante 74.526 espectadores, 9.000 de ellos visitantes.
Un sorpresón por la abismal diferencia que existe en la actualidad entre un club y otro, pero nada raro a la vista de lo que sucedió sobre el campo. Ferguson pecó de confianza y plagó su equipo de suplentes, a excepción de Rooney. El experimento no pudo salir peor. Obertan, Wellbeck, Berbatov o Anderson no mantienen el nivel cuando faltan las estrellas y el Leeds, que está arrasando en la League One, se mostró como un equipazo. En especial el delantero Beckford, que hizo el gol de la victoria tras cruzar con sutileza ante Kuszczak. Ni los cambios mejoraron al United e incluso fue el Leeds el que pudo ampliar su ventaja.
También el Arsenal tuvo muchos problemas para imponerse al West Ham en un duelo de equipos Premier. Fran Mérida fue titular y los gunners no remontaron hasta los últimos instantes. El Chelsea, por su parte, goleó al Watford (5-0).