Hasta ahora habíamos visto cómo las consolas habían ayudado en diversos ámbitos ajenos al mundo de las consolas. Además de ofrecer diversión y un buen modelo de negocio, a lo largo de los años se ha visto como los dispositivos de sobremesa eran usados para sintetizar muestras de ADN, monitorear cambios moleculares, descubrir extraterrestres e incluso supuestamente dirigir misiles, pero nunca para atrapar a un ladrón.
Hace escasamente un par de días Jeremiah Gilliam, residente del Bronx de 22 años, entró a robar en una casa. Según informes de la policía neoyorkina, junto con apropiarse de coches, allanar moradas para apropiarse de consolas y videojuegos era una actividad frecuente en el día a día del joven.
En su última incursión logró apoderarse de una Xbox 360 y un buen puñado de juegos, tras lo cual decidió retirarse a su propia casa para disfrutar de su adquisición. El delincuente conectó el dispositivo con tan mala suerte que las funciones online hicieron acto de presencia justo en el momento en el que su legítimo propietario se encontraba en casa de un amigo abrumado por el disgusto. El mensaje de conectado parpadeó en la pantalla, tras lo cual el afectado contactó con la policía y esta con Microsoft; pocos minutos después la Ip del criminal fue localizada y rastreada, conduciendo a los agentes hasta la casa de Jeremiah y, finalmente, a éste a la prisión.