Victoria y líderes de grupo.

Y eso que esta vez, el rival de los azulgranas avisó y tuvo sus oportunidades para poner en aprietos a los de Guardiola, -más por los errores defensivos concedidos que por el juego ucraniano-, pero la realidad es que el Barça pudo haber goleado si no fuera por la mala puntería en ataque y las buenas intervenciones del eterno Shovkovskiy.

Avisó primero el Dinamo, con un potente tiro de Magrao, pero pronto fue el Barça el que se hizo con el dominio del balón. Esa larga letanía que siempre termina con el balanceo de un lado a otro y con la llegada de numerosas ocasiones. Messi, Keita, Ibrahimovic y un Iniesta que volvía a la titularidad lo intentaron en los primeros minutos, justo antes de que el propio centrocampista manchego fuera objeto de un penalti que el colegiado no indicó erróneamente.

El Barça no acertaba en ataque y a punto estuvo de pagarlo en defensa en una jugada en la que el Dinamo estuvo a punto de inaugurar el marcador. Un balón se paseó por el área de Valdés sin hallar rematador, Alves evitó el gol rechazándolo en corto y Vukojevic, completamente solo desde la frontal, conectó un trallazo que salió fuera tras rebotar en un compañero suyo.

Fue la ocasión más clara… hasta que apareció el de siempre: Leo Messi. El argentino recogió un balón en banda derecha, se fue como quiso de su marcador y conectó un chut raso y ajustado al poste que entró con la colaboración del portero ucraniano.

A partir de ahí, las acometidas del Dinamo prácticamente desaparecieron y el Barça siguió con su contínuo rondo y coleccionando ocasiones de gol desperdiciadas. Un par de ellas llevaron el sello de Ibrahimovic, que se quedó sin marcar, pero que nuevamente volvió a dejar muestras de su calidad con un pase imposible de tacón hacia Messi que fue cortado providencialmente por Shovkovskiy.

El mismo sueco y Alves probaron fortuna antes de llegar al descanso, pero el luminoso no se movería hasta mediada la segunda mitad.

Guardiola decidió seguir dosificando a Iniesta dándole entrada a Pedro y el ritmo de juego cayó un poco, pero con el mismo dominio avasallador por parte del Barça. Ocasiones de Messi, Ibra de nuevo y, por fin, la definitiva de Pedro, que marcaba su primer gol en Champions al aprovechar con un tiro cruzado un buen pase del delantero sueco.

Era la sentencia a un partido que pudo acabar en goleada, pero que el Barça dejó simplemente en un 2-0 suficiente para liderar su grupo, -tras el empate del Inter en Kazán-, y para seguir con su inmejorable racha de resultados.