Desde que se conoció la designación de Pino Zamorano como árbitro para el partido contra el Cartagena todo el beticismo se echó a temblar. El colegiado castellano manchego ya había tenido pésimas actuaciones con el Betis de por medio y en su vuelta a Heliópolis la volvió a liar. Sus discutibles decisiones, sus enfrentamientos con el banquillo local y sobre todo las dos expulsiones lo situaron como el gran protagonista de la historia. Hasta José María Montiel fue amonestado. Y todo ello ha provocado un profundo malestar en el club verdiblanco, que ayer mismo presentó alegaciones contra todas las decisiones del árbitro.
Con unos vídeos como prueba, los juristas heliopolitanos esperan que se le retire la primera de las amarillas que vio Arzu y que ocurra lo propio con la roja de Carlos García. Además, también van a intentar que la sanción por los gritos racistas (según apareció en el acta del encuentro) sea la menor posible porque en un principio la multa económica podría llegar por dos partes diferentes: la Comisión Antiviolencia de la LFP y la Subdelegación del Gobierno en Andalucía.
Hoy se conocerá la decisión del Comité de Competición en la que ya se podrían tener en cuenta las alegaciones del Betis, aunque si esto no fuera así los recursos también irían al Comité de Apelación y también Comité Español de Disciplina Deportiva, que fallan sus decisiones el jueves y el viernes, respectivamente.
Además, la actuación del cuatro árbitro también fue muy polémica. Aunque desde el club no han hecho público nada, Antonio Tapia vivió momentos realmente tensos. Este colegiado se dirigió en infinidad de ocasiones hacia el banquillo del Betis de forma más que inapropiada. Gritó a los técnicos e incluso hizo lo propio con Antonio Tapia. El entrenador malagueño se llegó a encarar con el cuarto árbitro y éste lo empujó en más de una ocasión para que volviera al banquillo. Sin duda, una situación no muy habitual en los estadios de fútbol profesionales.
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