El director general del Barcelona, Joan Olivé, ha admitido en rueda de prensa que los cuatro vicepresidentes fueron investigados en el mes de Abril, pero que "fue por su propia seguridad", por la posibilidad de que uno de ellos fuera seguido por desconocidos.
Según Olivé, todo empezó en marzo cuando Joan Franquesa comunicó al club que podría estar siendo seguido y que podría estar en peligro. Por ello, el club contrató una agencia de detectives para que "protegiera" a los cuatro vicepresidentes.
Olivé ha reconocido que ni el presidente Joan Laporta ni los vicepresidentes sabían que esta investigación estaba siendo llevada a acabo y que sólo se enteraron cuando "hubo resultado del trabajo". La operación ha costado 56.000 euros.
Ha dejado claro que nunca se ha planteado dimitir y ha añadido que "el aviso llegó después de que Alfons Godall anunciara que no se presentaría. Desde ese momento se encarga una auditoria de seguridad por parte del propio club a una empresa que se encarga de ello. Se realiza el trabajo con la máxima discreción y a principios de abril nos dan el resultado que se transmite a los cuatro implicados".
Además, insiste en que "fue un proceso normal dentro del marco de seguridad que vivimos en el club y sin trascendencia especial".
Por último ha aclarado que "no estamos contentos que la información haya transcendido pero no tenemos ningún problema en dar explicaciones. En este club hay pocas cosas que no se saben, seríamos más felices si pudieramos trabajar con más discreción". Oliver desmiente que la auditoría se haya ampliado a personas de fuera del club y que podrían afectar a Sandro Rosell, quien ya ha anunciado que también se presentará a las elecciones: "Nunca lo hemos hecho".
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