El alemán Greipel, repescado en Sierra Nevada, se impuso ayer en Puertollano y sumó su tercera victoria de etapa. Como en el segundo puesto llegó otro ciclista indultado, el francés Bonnet, habrá que considerar al italiano Bennati, tercer clasificado, como el primero de los justos. Este reconocimiento carece de podio, besos de las guapas y ramo de flores, pero Daniele debe saber que le acompañamos en el sentimiento.
Ya fuera por vergüenza torera o por prevención ante el cierre de control, Bennati completó la etapa del pasado sábado con once minutos de ventaja sobre el grupo de cola, donde se encontraban, entre otros 55, Greipel y Bonnet. Es imposible evaluar el gasto de fuerzas de Bennati en comparación con sus adversarios, pero si lo estimáramos como las diferencias de un favorito sobre otro, aceptaríamos que el italiano consiguió en Sierra Nevada una ventaja digna de Coppi. Es decir, que sufrió un desgaste considerable.
Al margen de la evidente adulteración de la carrera, la enseñanza que puede extraer Bennati es que, ante una gran etapa de montaña, sale más a cuenta abandonarse al último grupo, reservar energías y pensar en mañana. Si el grupo es numeroso y cuenta con nombres ilustres, la organización y los jueces estirarán el cierre de control hasta donde se estime oportuno.
La Vuelta, tan receptiva a las innovaciones, debería replantearse la cuestión. La carrera se promocionará con novedades técnicas, orográficas y paisajísticas, pero también crecerá haciendo bien lo que otros hacen mal. Y el cumplimiento del reglamento es, muchas veces, una asignatura pendiente. El objetivo no debe ser castigar, sino premiar a quien cumple, y en ese sentido tampoco estaría mal inventar un sistema que recompense a quienes llegan a Madrid, en contraposición con quienes abandonan alegremente, alegando, tan frescos, que se marchan a preparar el Mundial.
Rosendo.
Apuntado esto (desde el cariño), ahora toca hablar de la etapa y de su héroe: Jesús Rosendo. El ciclista del Andalucía Cajasur, que en Sierra Nevada se tomó la molestia de entrar dentro del control, protagonizó una escapada de las suyas: 145 km en solitario, sin otra misión que lucir maillot y orgullo. Consiguió ambas cosas.
Amets Txurruka sufrió una caída
Amets Txurruka, el combativo corredor del Euskaltel, sufrió una caída a unos tres kilómetros de meta, en la que también se vieron involucrados Julian Dean, Roger Hammond, Matteo Tossatto y Wouter Weilandt, el peor parado.
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