Roberto Trashorras le regaló al Celta el pase a la tercera ronda de la Copa del Rey. El futbolista de Rábade saborea un momento dulce de cara a portería y ayer consiguió los dos goles vigueses. Son tres ya las dianas que ha anotado Trashorras en apenas cuatro días. A falta de delanteros, su olfato goleador está manteniendo a flote al Celta.
Porque los de Eusebio comenzaron muy mal. Los primeros minutos de partido hicieron pensar en lo peor. Recordaba muchísimo el panorama al sufrimiento de la pasada temporada. Por si fuera poco, para redondear el inicio del encuentro, Noguerol desviaba un centro poco peligroso a las redes que ayer defendía Yoel. Se bordeaba el minuto 20 y el Celta seguía sin despertar.
Fue una galopada de Dani Abalo la que sacudió a los vigueses del letargo. El extremo diestro se coló en el área y fue derribado por Alcalá. El defensor del Real Unión, con poca picardía, le mete un poco el brazo y le desplaza. Pérez Montero no lo dudó y señaló el punto de penalti. La pena máxima la transformó Trashorras, aunque Jauregi estuvo a punto de aguarle la fiesta y rozó el balón con la yema de los dedos.
A partir del empate, el Celta se hizo dueño del partido. Primero con timidez y, poco a poco, con claridad, empezaron a brillar los hombres de ataque de Eusebio. Faltaba una referencia arriba, porque Michu, en el experimento de urgencia como 'nueve' estaba completamente perdido.
Así pues, el arsenal celeste se concentró en las bandas. Por la derecha Abalo estuvo muy activo en la primera parte, y más cuando Asier Salcedo se tuvo que poner en el lateral irundarra por la lesión de Mendinueta. El ex del Pontevedra se vio completamente superado en defensa y Alcalá tuvo que sacarle las castañas del fuego en varias ocasiones.
Ataque zurdo. En la segunda parte la banda más activa fue la izquierda. Botelho dio un paso adelante y demostró que, si bien sufre en defensa, sus subidas pueden oxigenar mucho el fútbol ofensivo del Celta. En una buena combinación con Toni, el joven coruñés le metió un pase magistral a Trashorras, que se plantó solo delante de Jauregi, aunque un poco escorado hacia la izquierda. Ante la salida del portero vasco, el de Rábade remató con calidad e inteligencia por el palo corto adelantando al Celta.
Los de Eusebio se gustaban y pudieron marcar el 3-1 para descansar tranquilos. Lo tuvieron López Garai y Michu, pero fallaron. Cuando el tiempo se empezaba a echar encima, el Celta fue reculando y cedió el dominio al Real Unión. Los vascos lo intentaron colgando el balón a sus torres y buscando segunda jugada, pero su falta de pegada y escasa calidad acabó condenándoles. El Celta fue justo vencedor.
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