Steven Gerrard se erigió en el héroe del Liverpool en el Reebok Stadium. El capitán 'red' culminó una agónica remontada a domicilio que ayuda a los de Rafa Benítez a tomar algo de aire en la clasificación.
Es un pequeño respiro antes de un futuro que, si no cambian mucho las cosas, se avecina difícil. Mala pinta tiene este Liverpool, que en lo que lleva de Premier no ha hecho sino acrecentar las dudas creadas a su alrededor en los momentos previos al inicio del campeonato. Y es que los de Rafa Benítez han perdido en sus dos únicos partidos ante rivales importantes (Tottenham y Aston Villa) y sumado los tres puntos ante dos de los equipos que, presumiblemente, pelearán por el descenso.
El Bolton de Megson, a día de hoy, es de los equipos más débiles de la Premier. Conscientes de su inferioridad, salieron a encerrarse desde el primer minuto con la esperanza de sorprender al Liverpool en alguna jugada aislada. Benítez decidió esta vez sacar de inicio a Riera y ratificó su intención de utilizar a Gerrard de enganche. Sorprendió el debut como titular del griego Kyrgiakos en el centro de la zaga y la insistencia de dar el mando a un desafortunado Lucas Leiva.
Glen Johnson, la buena noticia
De ahí que los 'reds' dominaran sin brillantez durante el primer acto. El balón era suyo, pero pocas veces sabían bien que hacer con él. Torres se mostraba activo pero ni Kuyt ni Riera conseguían asociarse con 'The Kid' para inquietar la meta del finlandés Jaaskelainen. Al menos, el Bolton no pisaba el área 'red'. Pero en esa jugada aislada que buscaban los de Megson, en un córner, Davies aprovechaba la falta de contundencia de la zaga del Liverpool para inaugurar el marcador.
Llegó rápida la reacción gracias a Glen Johnson (de las pocas noticias buenas de los 'reds'), que cazó un rechace en el borde del área, recortó a su marca y ajustó con la zurda para devolver la tranquilidad. Un sosiego que duró el descanso...y poco más. Fue iniciarse el segundo periodo y volver los problemas. Un balón colgado al área, una prolongación y la llegada de Cohen para batir a un desesperado Reina.
Sólo la injusta expulsión de Davies por doble amarilla reactivó las ilusiones de los de Benítez, que se fueron con corazón, pero sin demasiado criterio, a por el partido. Y como por calidad, los 'reds' eran claramente superiores, la remontada llegó. Apareció Torres para empatar el encuentro con una bonita jugada y lo secundó Gerrard con uno de sus misiles al borde del área. El capitán, que ya había avisado antes con un disparo al larguero, rescataba por enésima vez al Liverpool.
Una victoria que ayuda pero que no esconde las numerosas deficiencias y el mal momento del conjunto 'red'. Con una plantilla corta, con incorporaciones un tanto extrañas (que alguien explique la llegada de Kyrgiakos), y aún sin encontrar su juego, el Liverpool apunta hacia un inicio tormentoso, oscuro y que no tiene tan fácil solución.
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