Todos buscamos y admiramos a gente así. Esa persona que alegra cualquier reunión, que estás deseando que aparezca en la fiesta porque sabes que nunca falla, que hace tu vida mejor. El Atleti, afortunado como pocos, tiene a Agüero, una garantía de espectáculo. El partido que dio acceso definitivo a la Champions de verdad olía a trámite olvidable, sentenciado tras el tempranero gol en propia puerta de Vyntra. El Calderón bostezaba insistentemente e, incluso, silbaba de vez en cuando para salir del sopor. Y entonces apareció Agüero para dar color a la noche. Como tantas veces antes y muchas más por llegar.
Kun recibió un balón sin gran futuro, rodeado por Gilberto y Darlas, que intentaron hacer un bocadillo de Agüero, pero acabaron recordándome el refranero: pan con pan, comida de tontos. Porque, de una tarascada que habría derribado a un caballo, el argentino salió como una bala, sin inmutarse, para escaparse en velocidad de Vyntra como un Bolt pequeñito. Su malintencionado remate con la zurda acabó con la oposición de Galinovic, que tampoco fue mucha, todo hay que decirlo. Golazo y jolgorio.
Hasta ese minuto 83, el partido había sido tan entretenido como buscar peces en un charco. Al menos, esta vez Ten Cate sacó un equipo capaz de dar algún susto, con sólo cuatro defensas, Gilberto Silva en su sitio y Leto de titular. Lo de la habitual suplencia del argentino es un misterio absoluto, porque es de largo el futbolista de más calidad del Panathinaikos. Pese a un evidente bajón físico en la segunda parte, él solito se las ingenió para poner en apuros cinco veces a la defensa del Atleti, más que todos sus compañeros juntos. Aunque naufragó en el Liverpool, tiene sólo 22 años y está llamado a volver en breve a una gran liga.
En propia puerta.
Pero los sueños del Panathinaikos duraron tres minutos. Heitinga metió uno de sus pases largos registrados, perfecto al desmarque de Forlán, que puso el balón al punto de penalti para que el pobre Vyntra, en una noche nefasta, se equivocara de portería. Conviene reseñar que, mientras el club está empeñado en fichar un lateral derecho, Heitinga parece dispuesto a demostrar que esa no es la posición más urgente a reforzar.
Desde el 1-0 hasta el 2-0 transcurrieron 80 minutos sin chicha, que sólo pudieron subir de temperatura cuando el gafado Vyntra mandó alto un cabezazo a bocajarro antes del descanso. El Atleti, tan cómodo que casi se duerme, se limitó a detallitos: un control maravilloso de Simao por aquí, una gran jugada de Kun que no remató Maxi por los pelos, por allá. Al Panathinaikos sólo le quedó el recurso de pegar patadas innecesarias con Gilberto como cabecilla y Cissé como kamikaze: roja directa por entrada de delantero desquiciado a Assunçao.
La mayor diversión para la grada parecía un encendido debate, pitos contra palmas, sobre Reyes. Ganaron los pitos y el utrerano tendrá que meterse en la máquina del tiempo y retroceder cinco años para cambiar el veredicto. Complicado. Por suerte, al final apareció Agüero y, de broche, Asenjo hizo un paradón ante Hristodoulopoulos para mandar feliz a la gente a casa. No es para menos. El Atleti está en la Champions y Kun promete fiesta.
KUN HIZO EL GOL 100 EN COPA DE EUROPA
El gol de Agüero fue el número 100 del Atlético en Copa de Europa. El equipo rojiblanco ha disputado 59 partidos en la competición y, con el de ayer, Kun lleva ya seis tantos e iguala a Peiró y Cóllar como terceros máximos goleadores atléticos. Por delante, Vavá con 8 y Luis con 12.
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