Tras su ataque en Arcalís, Armstrong dijo que no formaba parte del plan, pero que no le sorprendía ¿Qué le pareció?
Por la mañana hubo una reunión en el autobús del equipo. Se habló sobre cómo íbamos a controlar la carrera y que nos quedaríamos a la espera del ataque de los rivales. Pero éstos no llegaron. La situación era buena y como me vi con piernas decidí saltar. Una cosa es lo que se dice y otra la situación de carrera. Al ver que nadie me seguía lo tuve clarísimo. Quise sacar tiempo. Salió y bien y nada más. Ésa ha sido la única etapa en la que realmente se podían sacar diferencias.
Bruyneel dijo que usted era el líder del Astaná. ¿Aún lo cree?
Si fuera claramente el líder no se habría creado esta polémica por atacar en Andorra. Se conservaron todas las bazas. Este tema me cansa, es repetitivo.
¿Cómo es la convivencia con Armstrong?
Es una situación normal. Comemos, cenamos y vamos en el autobús como con el resto de compañeros. A veces la tensión es mayor fuera de la que se vive dentro. Sería mejor que no hubiera ningún problema, pero lo llevo con naturalidad. Nada me tiene que descentrar, el Tour es tan exigente que no se pueden gastar energías en temas no relacionados con la carrera.
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