Nakamura ha desatado el primer 'harakiri' en Japón

Malos tiempos para el imperio del sol naciente, que por una vez ha perdido la batalla en su liza contra el producto nacional. El fichaje de Shunsuke Nakamura por el Espanyol, oficializado la semana pasada, ha provocado una crisis en Yokohama Marinos, el club donde se formó y que pretendió contratarlo incluso hasta el día antes de que lo consiguieran los pericos.

El presidente de la entidad nipona, Masaharu Saito, se ha comprometido públicamente a rebajarse en un 50 por ciento el sueldo después de haber fallado en la incorporación de su compatriota. Lo hará efectivo mañana mismo, en el salario de julio, y lo mantendrá durante los próximos siete meses. Una medida de respeto hacia la afición casi impensable en la Liga de las Estrellas. Un harakiri que recuerda las huelgas a la japonesa, estajanovistas y radicalmente opuestas a las que se desarrollan en Occidente.

"Lamento profundamente no haber podido responder a los deseos de todo el mundo", aseguró Saito. "Como representante de Yokohama Marinos, tomo la responsabilidad total", añadió. El fichaje frustrado se debió a "problemas imprevistos", según el presidente, que hace tan sólo un mes se mostraba convencido de que su talento volvería al club en el que creció. No le faltaban motivos: la esposa de Nakamura, embarazada, exigía al jugador regresar a Japón para ver crecer a sus hijos después de siete años en Europa.

La decisión de Saito muestra la profunda estima que profesan por Nakamura en su país, lo que se traducirá en ingresos publicitarios una vez vista de blanquiazul. Será sobre el 10 de julio, antes de que arranque la pretemporada.

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