La cara de felicidad de Héctor Barberá por su segunda pole consecutiva en 250cc podía más que el mal presagio que está suponiendo esta temporada para los pilotos españoles salir desde la pole, porque ninguno ha vencido arrancando primero en la parrilla. El valenciano ya fue víctima de esa maldición en la cita anterior, la de Montmeló. Partió primero y acabó tercero.
Pase lo que pase hoy, lo que ya nadie le quita a Héctor es el gustazo de haberle podido regalar a su segundo mecánico, Paolo, el reloj con el que se obsequia en cada gran premio al que obtiene la pole. Carleto ya lo recibió en Barcelona. Lo hace porque los aprecia y porque apoyado por cada miembro de su escudería se transforma en 'Barberix'. Ellos son su poción mágica en busca de la victoria.
En ese sentido, Sito Pons, patrón del Pepe World, desarrolla un papel destacado y ayer le hacía sentirse más satisfecho incluso que la pole el hecho de "haber sabido priorizar los objetivos, de haber llevado a cabo un buen método de trabajo y olvidarse de los demás en la pista".
En cualquier caso, el triunfo está muy abierto, porque los compañeros de la primera línea del valenciano son precisamente los más fuertes de la categoría: Aoyama, Bautista (el de Talavera sale tercero) y Simoncelli. Éste último aseguraba: "Veremos una carrera con batalla, muy parecida a la de Jerez, con los cuatro peleando por la victoria". Y ojo a Aleix Espargaró, el catalán sale quinto en su regreso.
Crivillé se subió a una Moto2
La BQR Honda se convirtió ayer en la primera Moto2 que rodaba en un gran premio. Lo hizo a modo de exhibición, pilotada por varios ex pilotos, entre ellos Crivillé: "Es una moto que pesa poco. El motor empuja bien y no le faltan bajos, aunque no tiene mucha chicha. Y el chasis es muy manejable. ¿Si pediré una plaza para volver a competir? Pasa palabra". Además se anunció que Dunlop será neumático único de Moto2.
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