Hay vida después de Brawn. Afortunadamente para el Mundial más extraño y a contrapie de los últimos lustros, los sustos siguen sucediéndose y otro secundario de lujo el año pasado quiere su pastel de protagonismo, como es Red Bull. Claro que para eso tiene a una pareja de genios como Adrian Newey en el rincón de la derecha y Sebastian Vettel fajándose en el centro del ring.
Al contrario que pasa con el R29, que cada mejora que sale de Enstone se cae a cachos o empeora el coche, al Red Bull le tuercen un retrovisor y mejora dos décimas. En Silverstone han presentado una primera gran evolución del coche, pensada y trabajada, la versión B y ha dominado de forma tan fulminante todos los entrenamientos y carrera en Silverstone que hasta Massa, o sea Ferrari, comentó al final de la carrera: "Hoy Vettel estaba en otra categoría. Ha hecho un fin de semana de la madonna" (de la leche, podría traducirse). Nuevo morro, tapa motor y difusor trasero, así como suelo nuevo, el RB05B parecía distinto a la vista.
Y Sebastian también. No se puso nervioso esta vez. No le pudo la presión como en Mónaco o en Turquía. Salió como un rayo, defendió plaza con Barrichello y en la primera vuelta ya le metía un segundo, y en la segunda, y en la tercera. Hasta el final a ritmo de martillo. Hizo la pole, vuelta rápida, victoria y dobló a dos campeones del mundo como Alonso y Hamilton a mitad de carrera, a los dos a la vez en la vuelta 30.
Como lo que aplasta aburre, al realizador de la BBC le importó un pimiento la cabalgada de Vettel, lider 55 de las 58 vueltas, y terminó centrado en las peleas de Fernando con Heidfeld y luego en la formidable pelea con Hamilton un par de vueltas. Una alegoría de lo que podría pasar con la F1 si no están los mejores dentro, que las cámaras se irán siempre hacia los grandes.
Para Fernando ese fue el mejor momento. Puso en pie a los aficionados ingleses, encantados de que Lewis derrotara a Fernando, y luego los sentó de golpe cuando le devolvió el interior al campeón vigente. Fue el mejor momento del día, peleando como estaba por el puesto 14, por increíble que le parezca a él, a nosotros y a los espectadores de medio mundo. Por unos segundos, la F1 se trasladó a las peleas de 2007 entre dos de los mejores del mundo. "Valió para que se lo pasara bien la gente, porque Lewis y yo poco disfrutamos peleándonos por esos puestos", afirmaba el asturiano tras bajarse del coche.
Esos momentos de brillantez no fueron suficientes para salir satisfecho, más que nada porque protagonizó, con el decimocuarto puesto, la segunda peor posición en su carrera deportiva sin que medien accidentes o averías de por medio. Tan defraudado estaba Alonso que se marchó del circuito al rato de terminar la carrera, con reunión express con los ingenieros. ¿Qué se podía comentar? Tirarte 20 vueltas detrás del peor BMW, encima más cargado y con un piloto peor, tiene que sacar de quicio a cualquiera. "Estoy muy decepcionado con este probre resultado", reconocía.
Problemas con el embrague
La salida, un desastre, echó por tierra toda la carrera. Fernando se quedó clavado y además algún iluminati de su equipo le colocó ruedas duras, y eso que salía ligero, y el primer stint de carrera fue un quiero y no puedo. "Tenemos que mejorar en las salidas porque en las últimas carreras no lo hemos hecho bien", decía Fernando, que enumeró los tres problemas causantes del fatal inicio: "El embrague ha sido el primer problema, porque tienes que tenerlo en una posición justa que desde el box te dicen. Tenemos nueve posiciones de embrague y ellos te dicen cuál es la acertada. A veces va bien y a veces no va bien. Además, llevamos unas cuantas carreras saliendo por el lado sucio de la pista. También influyen los neumáticos; hoy ha coincidido que nuestros rivales han salido con los blandos para aprovechar ese agarre en la salida".
Su estrategia ya desde el sábado cuando menos fue contradictoria: calificar ligero cuando apenas puedes defender la décima posición, es dudoso. Raikkonen, que sufrió lo mismo en Ferrari, lo criticó abiertamente. Pero al menos al finés le colocaron gomas blandas y contaba con el KERS. En el caso del español, tuvo que salir a carrera con gomas duras, y cuando tienes que adelantar posiciones y te rodean dos coches con KERS, es igualmente complicado de entender. Da la penosa impresión de que Renault se está dejando llevar, o de que hay gente que no está tan cualificada como en otros equipos. Como en Red Bull, por ejemplo, con el mismo motor, e infinitamente más talento en su construcción.
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