No acabó en Montmeló ni en Monte-Carlo ¿Le preocupa cómo van las cosas?
Estoy convencido de mi equipo y también de mis posibilidades. Soy de los que piensan que la suerte se la fabrica cada uno y que los resultados acaban llegando. No estoy descontento: en Barcelona llegué a estar octavo y en Mónaco, sexto. Los problemas técnicos o los choques son circunstanciales. Además, ahora viene uno de mis circuitos favoritos, el de Estambul.
Usted viene de las Euroseries, que tienen fama de duras. ¿Es más dura la GP2?
Sí, desde luego. Hay pilotos que podrían tener un volante en la Fórmula 1, pero como sólo caben veinte... De aquí han salido Hamilton, Kovalainen o Buemi. Se trata de un camino difícil, porque hay mucha competencia, pero hay que afrontarlo.
¿Es el mejor camino para llegar a la F-1?
Para mí sí que lo es, aunque cada uno elige el suyo. Mi filosofía es que si quiero ser el mejor, tengo que estar con los mejores. Y para mí, la GP2 es la mejor antesala, el paso obligado a los grandes premios.
¿Qué es lo más difícil?
Al contrario que otros deportes, necesitamos circuitos para entrenarnos. Yo estuve cuatro meses sin poder hacerlo antes de empezar a probar. Luego, empieza la competición y te lo juegas todo en cada carrera sabiendo que no tienes margen.
Probó un Williams F-1. ¿Qué es lo que más impresiona?
La frenada y el paso por curva. Físicamente, la presión en el cuello. Para conducir un monoplaza de F-1 hay que ser buen piloto y buen atleta.
Sólo tiene veinte años. ¿Los jóvenes al poder?
Somos una nueva generación que hemos crecido con los avances tecnológicos, pero hay que ser profesional en todo momento. Hay que estar preparado para cuando te llega una oportunidad, como la de Williams.
¿Quiénes son sus ídolos?
Por carisma, Ayrton Senna; por talento y trabajo, Michael Schumacher; por talento, trabajo... y porque tiene lo que hay que tener, Fernando Alonso.
¿Y en la GP2?
Al margen de Grosjean, mi compañero Lucas di Grassi.
¿Vive ahora en Sanlúcar de Barrameda por estar cerca del circuito de Jerez?
Vivo allí porque es donde el equipo de Alfonso de Orleans (Fat Burner Racing Engineering) tiene su base operativa. Pero estar cerca del circuito no significa que puedas usarlo cuando quieres.
Al margen de la las cuatro ruedas, nos consta que es un apasionado de las motos (de hecho, llega a la entrevista sobre una de ellas).
Desde que era niño, a mí me ha gustado todo lo que lleva un motor. Ahora llevo una Buell. Es como una Harley-Davidson, pero está hecha para un sector más joven. De hecho suena igual. Desprende energía, fuerza y potencia con sólo verla. Es dócil y manejable.
¿Qué diferencia hay entre pilotar una moto y un coche?
Conducir estas motos es pura diversión y te da más libertad de movimientos. Yo, en la ciudad, prefiero ir en moto.
¿No lo tiene prohibido?
Hombre, yo no soy futbolista y mi vida es conducir coches a 300 km/h, así que riesgo.... Además, he madurado y voy muy centrado. No hago tonterías. Para nada.
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