Las entradas volaron en sólo hora y media

Las taquillas del Heliodoro Rodríguez López volvieron a vivir ayer un acontecimiento histórico que recordó a lo sucedido el pasado 16 de abril. Aquel día, más de un millar de espectadores se amontonaron para comprar una entrada para ver el derbi ante Las Palmas. Sólo 47 días después, la historia se volvió a repetir, ya que nadie se quiere perder el partido ante el Xerez en el que hasta se podría presenciar un ascenso doble. Por ello, las localidades se vendieron en menos de 90 minutos.

Una veintena de tiendas de campaña se veían desde hace días acompañadas de banderas, bufandas y camisetas del Tenerife. Algunos aficionados llevaban desde el pasado sábado esperando al comienzo de la venta de entradas. No podía faltar Domingo, el mismo que encabezó la fila previa al derbi. "Lo volvería a hacer", dijo en su día y cumplió con su palabra. Conforme se acercaban las 10:00 horas, la cola se estiraba cada vez más. Al amanecer, la cola daba la vuelta a una calle entera y llegaba casi hasta la puerta 16. El A Primera fue el cántico más repetido entre todos los que esperaban pacientemente.

Las caras de felicidad de quienes consiguieron su premio lo decía todo. Incluso se iban comentando la impresionante avalancha que vivieron instantes antes. A pesar del gran número de aficionados, todo transcurrió con normalidad y la Policía apenas tuvo que intervenir para evitar problemas. Mientras, en los otros puntos de venta (Tegueste, La Laguna, Puerto de La Cruz o Los Cristianos), el panorama fue el mismo.

Ya por la tarde, sólo quedaban entradas de Tribuna. Muchos esperaron a que se reabrieran las ventanillas y los 37 euros no eran nada en comparación con la fiesta que pueden vivir el domingo. Sería la primera vez que su equipo consiga el objetivo en casa y no se lo quieren perder.

Por otro lado, la fiebre por las entradas hizo que pocos se percataran de un detalle: Nino pasaba con su coche por los aledaños del estadio. El delantero se sorprendió por lo que estaba viendo y se le escapó una sonrisa cómplice.

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