Y ahora, ¿qué?

Con la permanencia en el bolsillo, los responsables del Racing comenzarán a trabajar en el proyecto de la próxima temporada.

Con la permanencia asegurada y la mente puesta en las inminentes vacaciones, el Racing puede pensar ya en el futuro. Elaborar una lista de bajas, negociar la contratación de algunos jugadores, diseñar la pretemporada... encontrar una alternativa ante la posible marcha de Muñiz, estos son algunas de las tareas que tendrá que afrontar el máximo dirigente de la entidad, Francisco Pernía, que, como siempre, tendrá que dedicar buena parte del verano a preparar el Racing de la temporada 2009/2010. Eso sí, lo hará para jugar un año más en la máxima categoría del fútbol español.

Y es que la próxima campaña el Racing volverá a estar entre los mejores, justo donde ha estado en las últimas siete temporadas, en la que es una de las mejores rachas del conjunto santanderino en la máxima categoría del fútbol español. Excepto la racha de nueve temporadas seguidas de los años 30 (salvo, como es lógico, los años en que no hubo competición por la Guerra Civil) y la de ocho de los 90, la actual es la tercera mejor serie de sus casi cien años de historia. Si se unen las dos últimas, entre las cuales sólo ha habido una temporada, la 2001/2002, en la que los cántabros han estado en Segunda División, se puede decir que el Racing está viviendo la mejor etapa de toda su historia, con 16 campañas, si se cuenta la próxima, en Primera División casi consecutivas.

Los datos de estancia en la máxima categoría del fútbol español, ya de por sí relevantes, adquieren una mayor importancia si se tiene en cuenta que durante las últimas temporadas, además, se han conseguido hitos históricos como haberse clasificado para la UEFA.

La magnífica situación que en lo deportivo está viviendo el Racing llena de orgullo al que ha sido su presidente durante los tres últimos años, Francisco Pernía. El mandatario verdiblanco se mostraba ayer plenamente satisfecho por la permanencia que el sábado había conseguido de forma matemática su equipo. «Estoy muy contento por cómo está el Racing», aseguraba Pernía, que considera que «el equipo hizo lo que tenía que hacer... y ahora hay que repetirlo ante el Getafe». Al presidente verdiblanco sólo le queda una pena, haber tenido que vivir tan de cerca el descenso de otro equipo: «Compartir momentos como los que ayer -por el sábado- vivió el Recre siempre te dejan un mal sabor de boca, aunque claro...»

«Ahora tendremos que ver cómo terminamos la temporada, porque hay que hacerlo de la mejor manera posible», manifestó Pernía, que se refirió a la 'profecía' que hizo al comenzar la campaña, cuando aventuró que el equipo que preside iba a terminar en el noveno o el décimo puesto. Pues buen, meses después, Pernía está a punto de ver como su vaticinio se convierte en realidad. «Podríamos haber estado antes ahí, aunque sin embargo perdimos algo de tiempo y por unos cuantos despistes no lo conseguimos, porque esos partidos los perdimos nosotros no los ganaron los contrarios», añadió el mandatario del conjunto santanderino.

Recuperar el tiempo

A partir de ahora, con los deberes ya hechos, Pernía podrá recuperar parte del tiempo 'perdido' en los últimos meses. La elaboración de una lista de bajas, las negociaciones para el traspaso de alguno de los jugadores con valor en el mercado o las conversaciones para encontrar sustitutos a los que se marchen, serán algunos de los trabajos del presidente racinguista a partir de este momento. Además, por si fuera poco, está la cuestión del entrenador.

Con un año de contrato más, López Muñiz podría sentarse en el banquillo del Racing por última vez la próxima jornada. Los números no son malos, más bien, haciendo un análisis general de la historia del Racing, podría decirse todo lo contrario, pero, sin embargo, el técnico no parece haber calado entre los aficionados verdiblancos. Lo ocurrido en la grada de El Sardinero en los últimos partidos que el Racing ha jugado en su campo es la prueba más evidente de ello. La afición no quiere a Muñiz en el banquillo de su equipo y esta falta de afinidad con los seguidores la que puede acabar precipitando la marcha del asturiano, algo que supondrá un serio trastorno para el club, que miraba con cierta tranquilidad hacia el futuro y que, de repente, se verá en la necesidad de contratar a un nuevo 'director de orquesta'.

Al margen del técnico, Pernía se verá obligado a retomar las negociaciones que había emprendido hace ya algunos meses y que, por no entorpecer demasiado la trayectoria deportiva del equipo y por esperar hasta que la salvación estuviera avalada por los números de una manera inequívoca había dejado en los cajones de su escritorio.

Jugadores como Pablo Álvarez, con el que ya parecía haber un principio de acuerdo, o como los 'chicharreros' Alejandro Alfaro y Ricardo León, volverán a sonar en los despachos de El Sardinero, como también lo harán los nombres de los representantes de Nicola Zigic o de Ezequiel Garay, cuya continuidad en el Racing una temporada más podría ser una realidad a partir de este verano.

En el caso del central argentino, cuya salida del club ha sido ciertamente triste, las cosas parecen complicadas, como también lo son en el del serbio, si bien en éste último hay un factor en favor del club santanderino: el jugador quiere quedarse.

Con un «todo es posible» se despedía Zigic el pasado sábado antes de emprender el viaje de regreso a Santander. Y efectivamente, es posible. El Valencia todavía no ha pagado el montante íntegro del traspaso (aún debe unos siete millones de euros) y no parece contar con el futbolista para la próxima temporada. Eso sí, confía en poder venderlo a algún otro equipo. Y es precisamente ahí, justo en ese punto, donde la voluntad de Zigic adquiere una especial importancia. El futbolista no vería con malos ojos seguir en el Racing, en donde es el gran ídolo y donde ha ofrecido su mejor imagen.

Eso sí, la resolución de este caso no será rápida, más bien todo lo contrario. El aficionado del conjunto racinguista, como su presidente, deberán esperar hasta el último momento para saber si la posibilidad apuntada por el propio futbolista acaba convirtiéndose en una realidad.

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