¿Se cansa uno de jugar finales?
No, pero ahora le das más importancia llegar. Siempre es un sueño.
¿Qué recuerda de aquella final Teka-Braga en 1994?
Fue bonito. Era joven y jugaba poco. Empatamos en Portugal y Santander se volcó.
¿Ha cambiado mucho el balonmano en estos 15 años?
Sí. Los equipos grandes trabajan mucho el físico. Hay mucha carga de partidos. Entonces habría habido más lesiones.
Se dice que el Ciudad Real va lanzado y que el Kiel tiene problemas...
Es peligroso pensar así. Después de haber perdido la final el año pasado en casa querrán revancha. Es el mejor equipo del mundo y costará trabajo ante sus diez mil espectadores. El favorito es el Kiel.
¿Qué lanzador del Kiel le preocupa más?
Nos conocemos muy bien. Ahora mismo depende más desde donde te lancen. Los jugadores de primera línea lanzan tan fuerte que aunque intuyas el lugar, es difícil parar. Dentro de los nueve metros son muy peligrosos.
¿El Kiel jugará a correr o cambiará algo?
Correrán seguro porque es lo que llevan haciendo siempre. No les ha ido mal y habrá que contrarrestarlo.
¿Qué resultado es bueno para la vuelta?
Antes había resultados más favorables a los de casa. Ahora está todo igualado y las diferencias son cortas. El objetivo es ganar. Remontar uno o dos goles es difícil con tanta igualdad.
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