Es un partido de Primera

El partido de esta noche será mitad homenaje mitad emoción clasificatoria. Se enfrentan el Almería, requetesalvado, y un Espanyol que después de haberse abrasado en el infierno echó tanta agua al fuego que ahora hasta se siente fresquito. Incluso una derrota le puede valer para salvarse, y aún le quedaría recibir al Málaga por si acaso.

El enemigo del Espanyol ya no es el propio Espanyol. Durante un tiempo lo fue. Con Pochettino todo cambió. Sus futbolistas supieron que habían tocado fondo y reaccionaron a tiempo. Hoy no estará De la Peña por sanción pero aseguran que jugarán con el mismo estilo, el del robo y acción rápida para la carrera de Luis García (derecha), Nené (izquierda), el salto de Iván Alonso y la ilusión de Callejón. En defensa también hay bajas: Sergio Sánchez no se ha entrenado en toda la semana y a Pareja le seguirá supliendo Torrejón, un central de garantías. Ellos son los hombres que pueden tener el honor de ganarse la permanencia, con los lesionados en la grada (Pochettino se los ha llevado a todos menos a Finnan), el presidente en el palco y los técnicos despedidos frente al televisor.

Como que el fútbol es a veces incomprensible, este Almería-Espanyol, quizá destinado para toda la vida a ser un David contra Goliat, se convierte prácticamente en un choque de homenaje-oficial a los que han sido héroes de la temporada en el estadio de los Juegos del Mediterráneo. Suele ser buena señal que haya como poco cuatro jugadores que se van a marchar a clubes más importantes tras el 30 de junio. Bruno, Mané (laterales), Iriney (mediocentro) y Negredo se despiden hoy de su afición. Hugo Sánchez les ha prometido minutos y ovaciones. Pero no será un simple bolo pre-veraniego. Negredo apunta al instinto asesino que tienen todos los de su especie. Quiere los 20 goles en su cuenta. Le falta uno, así que Kameni tendrá que emplearse a fondo.

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