"Mira a Jesús, a Chava... El deporte necesita asesores"

Cuando llegué, me dijeron: '¿Quién eres?'. 'Yo soy Pedro García Aguado, el campeón olímpico'. 'No, tú eres un adicto, un alcohólico y un cocainómano'. 'Y tú un hijo de...'. Y me eché a llorar", revela cinco años después de aquello. Pedro García Aguado, ex waterpolista, ex adicto, alma mater de Hermano Mayor, el coach (programa entrenador) de Cuatro con más audiencia en su estreno: enganchó a 2.441.000 personas. Una audiencia fiel a un formato donde Pedro muestra el camino a adolescentes conflictivos.

"Y les ayudamos de verdad", esgrime: "Ellos sufren, pero vuelcan sus reproches hacia fuera. Les digo que los responsables de su vida son ellos, que si siguen así, se les escapará...", arguye antes de dibujar una adolescencia muy similar a la que trata de encauzar: "Mi burbuja se desintegró con 11 años. El divorcio de mis padres se convirtió en mi excusa". Y llegó la cerveza, un sorbo, una jarra. Escapar. "En 1986 me fui con Jesús (Rollán), a Barcelona, al Club Natació Catalunya". Allí, solo, alternó waterpolo y noches largas hasta necesitar más anestesia que el alcohol. "Tras Seúl, probé la cocaína". Después siempre necesitaría más, más y más. De todo.

Una vida desmoronada bajo el lustre: plata en Barcelona, oro en Atlanta, campeón del mundo en 1998. "El éxito engancha. ¿Por qué cree que vuelven Jordan, Armstrong? Es difícil volver a ser anónimo". Tras 14 años de adicción y el waterpolo como pasado desde 2003, ingresó en el centro de desintoxicación Mare Nostrum con Rollán. "Su final, el de Chava... Los deportistas necesitan asesores". Por eso cuando volvió a empezar, estudió para ser terapeuta, escribió (Mañana lo dejo, Dejarlo es posible), lucha por ayudar a los demás. "Aunque no soy el salvador de nadie", dice. Pero lo intenta.

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