Derbi a cara de perro

Las relaciones entre Valladolid y Numancia son muy buenas, tal y como se ha demostrado a lo largo de toda la semana. Pero hoy no habrá concesiones. Ni por amistad, ni por vecindad. El partido es a cara de perro. Es cierto que son los sorianos los que más se juegan, les va la vida en el triunfo, pero el Valladolid, tras siete jornadas sin ganar y en las que ha hecho sólo un gol, le debe una compensación a su afición. Una derrota ante los de Pacheta sería muy dura para los de Mendilibar. Además, los pucelanos tampoco están salvados y quieren certificar su permanencia matemática con un triunfo que alivie el ánimo decaído existente a orillas del Pisuerga tras más de 600 minutos sin anotar un tanto (el último fue de Goitom en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla, hace siete jornadas).Pero volvamos a ponernos en el lado del bando soriano. El choque es una final. Si la tarde sale bien, la permanencia puede quedar más cerca que nunca para el Numancia. Es fundamental confiar en las derrotas de Sporting, Recreativo y Getafe. Pero la moneda puede caer de canto y, en el peor de los casos, el equipo rojillo se puede quedar a seis puntos de la salvación a falta de tres jornadas, es decir, casi en Segunda. Será tarde de transistores.

El estadio José Zorrilla presentará un buen ambiente y serán más de 1.000 los seguidores del equipo numantino que ocupen las gradas del feudo vallisoletano. Y en la mente de todos, sin duda, estará el derbi vivido en Soria antes de las navidades. Aquel 1-3 volteado en diez minutos y que acabó en 4-3. Un gran partido del Valladolid con un final increíble de los sorianos, capitaneados por Aranda, su gran esperanza para la gran cita de hoy.

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