Manzano, en una fiesta

Manzano sólo conoció La Rosaleda en obras cuando fue entrenador del Málaga. Y así lo dejó, con una buena avería. Los planes no le salieron. Fue salir él del vestuario y entrar Tapia, un entrenador prudente que lo primero que hizo fue hablar con los capitanes y, lo segundo, ponerse manos a la obra y salvarse. A Tapia hoy le va bien en el Málaga, al que quiere como suyo. Y a Manzano también en el Mallorca, al que unen lazos especiales. Nada como estar en el hábitat de uno. Málaga y Mallorca han conseguido llegar a los últimos ocho partidos exactamente como querían sus entrenadores. Los blanquiazules, a tiro de UEFA y Champions, un logro histórico que sueñan con rematar por más difícil que esté. El Mallorca, que estaba en el subsuelo de la clasificación a mitad de año ya avista la salvación. Manzano pasa las semanas haciendo porcentajes. La semana pasada ante el Almería al fin dio en el clavo. Al fin y al cabo, su temporada hubiese sido histórica si Martí no se estrella con Pinto

Eso fue en la Copa, donde el Mallorca se convirtió en verdugo del Málaga gracias, entre otros, a Jurado, que al principio de temporada no era titular indiscutible y ahora es la bandera del equipo. Jurado no juega hoy y bien que le echará de menos el Mallorca. Tampoco Aduriz. A cambio estarán Webó y Arango, esa debilidad eterna de Tapia, que siempre lo ha considerado un crack. El Málaga, en cambio, tiene al equipo entero y con ganas de darle una alegría a su gente, que se marchó decepcionada la noche del Madrid y que está por las nubes, imaginando que es posible estar en los campos más lujosos de Europa la próxima temporada. Tapia pondrá el equipo de lujo, con el general Weligton, que lleva dos semanas jugando infiltrado, al mando. Con Gámez de lugarteniente y toda la batería de ataque: Duda, Apoño, Eliseu, Baha y Adrián. Y, esperando, Luque y Salva. Mucha dinamita. Y mucho trabajo para Josemi, que regresa a la casa en la que dejó cuatro millones de euros antes de marcharse al Liverpool. Un malaguista de verdad que merece un contrato final cerca de su casa de Torremolinos. Eso sí, su afición de siempre le pide que hoy no marque.

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