Para los españoles quedará la gran actuación de Pau Gasol, que de no haber tenido limitados minutos hubiera optado clarísimamente al MVP. Para el palmarés de Kobe Bryant, otro galardón de MVP: ya lleva tres, empatado con Michael Jordan, un dato que seguro que a él no se le escapa.
Oeste 146
Este 119
Equipos
Oeste (34+38+38+36): Paul (14), Bryant (27), Stoudemire (19), Duncan (6), Ming (2) -cinco inicial-, Gasol (14), O'Neal (17), Nowitzki (
, Roy (14), Billups (5), Parker (14), West (6).
Este (27+40+24+28): Iverson (2), Wade (18), James (20), Garnett (12), Howard (13) -cinco inicial-, Johnson (0), Harris (6), Pierce (18), Allen (
, Lewis (
, Granger (2), Williams (12).
Pero para la historia, si es que permanecerá algo de un partido malo de solemnidad, quedará el loable intento de Shaqulle O'Neal de dar espectáculo. Finalizando el tercer cuarto, el pívot de los Phoenix Suns le hizo un caño a Dwight Howard y le puso pimienta al asunto. Por eso hay que querer a Shaq, una leyenda que vive con el espectáculo metido en su ADN.
Pau, en la élite
Gasol hizo un grandísimo partido, a la altura de la estrella que es. Redimió su gripe de 2006 y disfrutó de su juego, del de su hermano en los Rookies y de Rudy en los mates, donde lo ayudó. Pau siempre se acordará de estos días en Phoenix. Se lo merecía.
14 puntos y ocho rebotes son sus números en casi 17 minutos, números de estrella. Phil Jackson había dicho que no iba a jugar mucho y cumplió con su palabra, otorgándole un descanso que va a necesitar en los partidos que le restan de temporada.
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Beyoncé eclipsó a todos los famosos en la grada
Pau estuvo soberbio, sobre todo en su primera aparición: quedaban 30 segundos para acabar el primer cuarto cuando el de Sant Boi clavaba un mate a pase de Dirk Nowitzki, la primera canasta de un español en la historia de los All Star. Ahí quedaba.
Aunque este partido sea una pachanga que ven millones de espectadores (y este año hay que acentuar aún más lo de pachanga), no deja de ser un símbolo del rango que ha conquistado Pau en la NBA. No sólo ha pasado por el All Star, sino que ha sido protagonista. Eso, como tantas cosas de este fin de semana de las estrellas, queda para siempre en la historia del basket español.
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Shaq y Kobe, matrimonio hasta el final
Son Pimpinela, y como el dúo musical, tienen truco: se pelean en público, pero son hermanos. Quién sabe si todo es verdad o, como dijo Shaq hace poco, su choque de egos es mentira. No lo parece. En su lenguaje corporal no hay cariño cuando interactúan. Ni simpatía. Por eso, elegir entre Kobe o Shaq para el MVP era escoger entre mamá y papá.
La NBA no se mojó, y eligió a los dos. Quizá era lo justo: Kobe anotó muchísimo (27 puntos), aunque apenas diese espectáculo. En un partido soso y desganado, sólo O'Neal puso lo que hay que poner: espectáculo. Le hizo un caño a Dwight Howard y acabó en mate, siguiendo una serie de jugadas rapidísimas hasta sumar ocho puntos seguidos. Era el final del tercer cuarto y dejábamos de dar cabezadas.
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Lo mejor de Gasol en el encuentro
Shaquille representó la pureza de estos partidos. El espectáculo por encima de la desidia. Ha dicho que se retira después de la próxima temporada, y quizá éste era su último All Star. Seguro que era el 'last dance' como anfitrión. Por eso, O'Neal quiso dejar su herencia en un fin de semana que le pertenece por su increíble sentido del espectáculo. A pesar de que Kobe puso mucho baloncesto, el partido fue de Shaq, desde su impresionante baile inicial con un grupo de bailarines hasta su última acción en cancha. Por eso lo queremos tanto.
Fuente:Marca
