El fútbol normalmente es festivo y da para historias épicas. Se sueña con ser futbolista y los jugadores reciben loas en multitud. Pero, a veces, la cosa se tuerce, y viene el sufrimiento. Como el de Mikel Arteta (San Sebastián, 1982) en los últimos 10 meses.
"Ha sido un infierno, pasaba de 8 a 10 horas al día recuperándome"
El capitán del Everton empieza a sonreír y a salir del túnel después de pasar un auténtico calvario desde que lesionara el 22 de febrero ante el Newcastle en un choque fortuito con el danés Peter Lovenkrands. “Ahora ya llevo días corriendo a buen ritmo y me entreno con el equipo poco a poco. No tengo dolor en la rodilla”, nos dice desde su casa en Liverpool. Mikel está ya en la recta final y, por eso, acepta ahora contar su historia en MARCA. Es un nuevo Mikel y pronto volverá a ser el mismo.
La posibilidad de jugar está ya a la vuelta de la esquina. “Espero estar en el campo en menos de dos meses”. Un deseo avalado por el doctor Ramón Cugat, quien le operó, y por su fisio particular, y del Everton, Joaquín Acedo, que le trata día y noche. Pero el sufrimiento ha sido mucho hasta llegar aquí.
"Ahora ya todo acabó, quiero volver y me queda mucho fútbol aún dentro"
Mikel se rompió aquel día el ligamento cruzado anterior con afectación del menisco interno y el ligamento lateral interno. Una lesión de seis o siete meses. En julio todo iba bien y el ex de la Real y del Barça ya se entrenaba con sus compañeros.
Pero en septiembre llega el primer tropezón. Mikel se notó un bultito pequeño, pero molesto. Nueva artroscopia y Cugat le tuvo que extirpar un pequeñísimo trozo del menisco. Vuelta a empezar. En octubre, una reacción alérgica a los puntos de la anterior herida le provoca otro contratiempo. Vuelta a empezar por segunda vez. “Fue un infierno. Me pasaba de ocho a 10 horas dedicado sólo a recuperarme”, nos cuenta el jugador al otro lado del teléfono.
“Este tipo de lesiones son de 24 horas, porque las llevas en la cabeza. Mi mujer me veía mirarme la pierna en el espejo continuamente y me decía: ‘Mikel, ¿qué haces?’. Yo estaba obsesionado. Pero ahora, por fortuna, ya puedo decir que todo va bien y sólo deseo jugar, estar con mis compañeros y ayudar al equipo”.
"Mi mujer me veía mirarme la rodilla en el espejo, estaba muy obsesionado"
Correcto. Ya todo pasó. Tras 10 meses de sufrimiento, Mikel nos recalca: “Ahora espero que todo vaya normal. Tengo muchas ganas de empezar. Me queda mucho fútbol dentro todavía”. Mikel tiene 27 años y recientemente ha manifestado su deseo de retirarse en el Everton, con quien renovó antes de esta lesión maldita.
¿Quién ha estado al lado de Arteta estos meses? Su familia, por supuesto, su representante, Iñaki Ibáñez, su entrenador, David Moyes, y sus compañeros de equipo. “La verdad es que el Everton al completo se ha portado de 10 conmigo. Me han dado todo tipo de facilidades y le intentaré devolver la confianza”.
Heinze, Torres y Pepe Reina
Otros compañeros, fuera del Everton, han estado muy cerca de él. “Gaby Heinze (el mejor amigo de Mikel dentro del fútbol) siempre me ayudó. Tenemos una gran relación desde la época del PSG. Y Pepe (por Reina), Fernando (por Torres) y algunos otros me han animado en todo momento, y se lo agradezco. Comprendo que mucha gente se haya olvidado de mí. Es normal y ya volveré a dar que hablar. No me preocupa”. Ahí Mikel incluye a la prensa. No muchos periodistas se han interesado por su evolución estos meses.
Pero aquí está. Es el nuevo Mikel. Cugat y los médicos ingleses le han asegurado una normal rentreé, y eso es lo que le importa. Y la Premier ya lo espera, sobre todo Goodison Park.
Fuente:Marca.com
